Las maldiciones que truncaron un futuro prometedor

Nació del sueño de un gallego que hizo su fortuna en Argentina. En los años 20, Julio López Bailly quiso crear un complejo hotelero en O Seixal que los arquitectos Antonio Tenreiro y Peregrín Estellés transformaron en una realidad que ha pasado del “glamour” al más absoluto de los abandonos. La cronología de su decadencia, la mala suerte y la dejadez la describen los incendios, una guerra, una carretera y hasta una muerte.

Las casas modernistas se asentaban en una finca de 30.000 metros cuadrados y contaba con el edificio principal –de dos cuerpos– y la casa del personal.

El golpe de Estado de 1936 hizo que la familia vendiese a la Falange el inmueble. Pasó así de ser un espectacular hotel a cumplir diferentes funciones dentro del régimen.

Pero en el estado actual de las casas tuvo su importancia el fuego que se produjo en 1969. En 2005, las llamas regresaron a la construcción e incendios menores se fueron sucediendo en los últimos años, sin contar el de ayer.

Cuando la propiedad ya estaba en manos del Ayuntamiento, con un olvido de décadas, en 1995, todo apuntaba a que su recuperación estaba cerca. El gobierno local tenía casi cerrado un acuerdo con un promotor, pero la mala suerte regresó a las casas y el fallecimiento de este truncó una vez el futuro del edificio.

La N-VI también tuvo su parte de culpa. Con la ampliación de 2004 se derribó la casa de los empleados y desapareció buena parte de la finca. n

Las maldiciones que truncaron un futuro prometedor

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