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sábado | 20 abril | 2024
El gobierno local de Oleiros concedió el pasado año un total de 126 licencias de obra, a pesar de que el Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) se encuentra aprobado solo de manera parcial.
El alcalde, Ángel García Seoane, apuntó ayer que a pesar de la actual crisis económica, el municipio que gobierna es uno de los menos afectados y que incluso el sector de la construcción goza de bastante buena salud.
El mandatario local dejó entrever que las cifras hubiesen sido mejores si el Ministerio de Fomento, a través de Aviación Civil, no hubiese implantado una huella sonora que afecta a casi dos millones de metros cuadrados de superficie de terreno urbanizable. Lo que tras la aprobación parcial del documento urbanístico impide, por el momento, ejecutar obras en el territorio afectado.
Seoane volvió a recordar que tras la decisión de Aviación Civil, Alternativa dos Veciños interpuso una demanda contra esta resolución y que todavía se encuentra a trámite de los tribunales. También señaló que ha mantenido una serie de encuentros con representantes del organismo dependiente del Gobierno y que fue informado de que, probablemente, se reduzca la afección de la mencionada huella sonora del aeropuerto de Alvedro.
El regidor considera que la posible reducción se debe a que Aviación Civil teme que los tribunales de justicia dictaminen a favor de Alternativa lo que, según Seoane, supondría tener que pagar ingentes indemnizaciones a los afectados por la huella.
El alcalde se mostró esperanzado de que la administración estatal, de la cual depende el tráfico aéreo, dé marcha atrás en su iniciativa y reduzca la huella sonora antes de que se pronuncien los tribunales de justicia.
Por otra parte, Seoane también se refirió a la situación en la que se encuentra la ría de O Burgo. Dijo que hace dos décadas era una auténtica “cloaca” debido a los vertidos provenientes de los municipios de Cambre y Culleredo, pero que actualmente sus condiciones son bastantes buenas.
El mandatario local oleirense considera que los únicos problemas son la contaminación de los terrenos de la antigua fábrica de la Cros, en O Burgo, y los colapsos que las lluvias pueden causar en los bombeos.
