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jueves | 18 abril | 2024
Sin solución, continúan las protestas. La situación de los empleados del Hotel Sada Marina continúa siendo precaria. Siendo generosos. Cada día que pasa, las cosas, lejos de mejorar, empeoran.
El clavo ardiendo al que se podían agarrar era una buena propuesta por parte de la empresa propietaria del negocio, pero esta ha puesto encima de la mesa una negociación de mínimos. Es decir, 20 días por año trabajado y de los retrasos en las nóminas ya hablaremos. Algunos podrían no cobrarlos incluso hasta dentro de dos años, como lamentaban ayer algunos de estos trabajadores, que continúan acudiendo a su puesto de trabajo a pesar de la falta de actividad.
Porque el día a día sigue siendo ese. Cada uno acude, como ha hecho siempre, a cumplir su horario a la espera de que la empresa le comunique mediante una notificación firmada que no hace falta que vaya porque no hay negocio que gestionar. Mientras eso no suceda, ninguno quiere alimentar los motivos de posibles represalias que agraven aún más su situación.
sin acuerdo
El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de extinción de los puestos de trabajo lo conocieron los trabajadores el pasado martes, un día después de la manifestación que protagonizaron, acompañados de varias decenas de vecinos, desde el hotel hasta el Ayuntamiento.
“Seguimos con las reuniones, pero no va a haber acuerdo”, decían ayer los trabajadores desde dentro del hotel, antes de añadir que pelearán por ver si les “dan algo” por encima de esos 20 días por año trabajado.
Para continuar haciéndose oír, han convocado para el próximo día 20, sábado, un nuevo acto de movilización que, como afirmaron, será “similar” al del pasado lunes, “aunque más largo” que el primero.
Con quien sí podrán hablar es con el alcalde, Ernesto Anido, después de solicitar mediante un escrito en el Registro Municipal una reunión para exponerle su caso. Ante esto, desde Alcaldía se han puesto en contacto con ellos y el encuentro se celebrará el lunes a mediodía.
“No le pedimos que compre el hotel, pero por lo menos que nos atienda y nos apoye. Si no lo hace, estamos mal”, señalaban los trabajadores, quienes insisten en que todo este asunto del cierre del establecimiento tiene una “negativa repercusión para Sada” por los ingresos que se pierden no solo en el propio Sada Marina, sino en otros negocios del centro urbano y en las empresas que hacen las veces de proveedores, muchos de ellos trabajadores autónomos.
