James Bond, el wolfram y los submarinos del Finisterre

James Bond, el wolfram y los submarinos del Finisterre
Diario de Bergantiños-2015-01-20-009-040fa513

Pese a ser una ficción literaria, el personaje de James Bond fue creado por un verdadero espía inglés encargado desde el año 1941, en plena II Guerra Mundial, de menoscabar el apoyo de la España franquista a la flota nazi, especialmente en dos apartados: el apoyo a los submarinos en las rías gallegas y el tráfico del wolfram desde nuestra región. Por ello el corredor de Finisterre fue uno de sus campos de trabajo. En nuestra comarca de aprovisionaban y refugiaban submarinos y por aquí salía el wolfram de Santa Comba, Carballo, Coristanco, Camariñas. El creador de la moderna arma submarina, el almirante Doenitz dejó claro la importancia estratégica de Finisterre confirmando en sus diarios que allí siempre había espías alemanes.
El creador del famoso espía se basó en su propia experiencia y en varios espías internacionales acreditados en su zona de acción, las costas gallegas y lusas. El verdadero 007 tiene mucho que ver con una etapa poco conocida del gran conflicto, la guerra submarina en Galicia. Y también con las conspiraciones monárquicas para acabar con Franco desde 1939 a 1948 en la corte de don Juan de Borbón en el exilio portugués. Ian Fleming, el autor de la serie, se instaló en Portugal en 1941 como funcionario de los Servicios de Inteligencia Naval Británica, de la mano de la comitiva de Sir John Godfrey.
Según varios artículos publicados en la prensa lusa, el 20 de mayo de este año se registró en el lujoso Hotel Palacio de Estoril, tal y como consta en el boletín de alojamiento conservado en el Archivo Histórico de Cascais. Allí se relacionó con lo más granado del espionaje internacional, aunque su vista estaba puesta en nuestras aguas. Ian Fleming frecuentaba el Casino de Estoril, donde entró en contacto con el famoso espía serbio Dusko Popov a las puerta de la invasión nazi de Rusia.
Partidas de casino y colaboraciones con el exilio español marcaron la agenda del inglés que al parecer se basó en el mujeriego, juerguista y jugador Popov para su personaje. Un play boy amigo del lujo, los coches caros, los grandes hoteles. El Casino de Estoril y el de Mónaco inspiraron el nacimiento del héroe cinematográfico. También Suiza, la otra zona de acción de los espías de la época y asiento de los grandes amigos de nuestro hombre, de nuevo el clan del exilio español y la acción monárquica contra Franco, causa que tiene dos grandes protagonistas. Eugenio Vegas en Lausana y Pedro Sáinz en Lisboa.
Fleming trabajaba para los Servicios de Inteligencia Naval Británica, en Estoril. Y eso nos lleva como apuntamos a la guerra submarina en Galicia, principal labor de este cuerpo. Galicia interesaba a los espías ingleses por ser uno de los principales proveedores de wolfram a Alemania, en minas como Santa Comba, Lousame, Casaio, pero también como centro de contrabando de mineral portugués o de otras zonas de España (Salamanca, Cáceres) directamente vinculadas a los empresarios gallegos pronazis y al entramado societario de Johannes Bernhardt, el rey del oro negro, “la tía Bernarda” en el argot de los mineros coruñeses.
Camiones, trenes, o mercantes con salida de Galicia eran objeto de las pesquisas del “padre” de Bond. Pero también efectivas compras en el mercado negro gallego por parte de los ingleses para especular con inusitadas alzas de precios. En este caso, con actuación directa del consulado inglés en A Coruña, en donde se almacenaba mineral, sobre todo de pequeñas minas controladas desde Carballo. Desde Estoril se espiaba los actos de la “araña”, el entramado nazi en Galicia, con agentes de la Gestapo, la Kriegsmarine, o el servicio de espionaje Abwehr en Ferrol, Vigo, A Coruña, al mando de cargos de relieve como Albert Kindling, Mano von Eitzen, Alexander Brendel. La lista de colaboradores alemanes y nativos de la araña pasa del centenar.
El plan de abastecimiento de submarinos en nuestra aguas era la Ettape Spanien. En nuestras rías se cobijaron submarinos, mercantes y petroleros como el Nord Atlantic, Antarktis, Max Albrecht o Bessel. El Nord Atlantic, “o barco do gas”, vara en Camariñas tras ser atacado por la aviación americana.
Al menos doce encuentros bélicos entre aviación, Armada y submarinos suceden en la Costa da Morte. En el Punkt Gustav (Corcubión) y en el Punkt Anton (Cedeira) se abastecían uboots. Pero también hay evidencias orales del abastecimiento nocturno de submarinos en A Guieira, cerca de Chorente, por conocidos mercaderes de Camariñas. Los faros de Fisterra, Bares, cabo Silleiro servían de comunicación a barcos y aviones nazis que usaban también aeródromos gallegos (Santiago, Lugo). Torres emisoras los apoyaban en A Limia o en A Coruña. Una flota menor de pesqueros y mercantes gallegos colaboraban en evitar la presión del espionaje inglés. El gran espía Kim Philby pone en evidencia ante Franco su apoyo secreto a Hitler.
La red de espionaje luso tiene hilo directo con Vigo, otro punto caliente, lleno de nazis. Hoare se desplaza en varias ocasiones a Lisboa a verse con Sáinz y la corte de los rabadanes española, como la llama Franco. Estos encuentros son conocidos por el embajador inglés en Portugal, Ronald Campbell. Otro enlace con el grupo español en la embajada es el intrigante diplomático Collin Mclaurin.
Al estallar la guerra mundial, las cosas están claras: Franco es germanófilo y apoya al Eje sin fisuras. El desembarco de los aliados en Italia en julio de 1943 derivará en más conspiradores, en sublevaciones descubiertas por Franco y destituciones. Treinta procuradores en Cortes piden la restauración monárquica cuando la caída de Hitler está cantada. El general los persigue y destituye a todos. Deja claro que solo se irá del Pardo con los pies por delante. Una posible invasión de España sería contestada con la defensa por las armas de la integridad nacional. 

James Bond, el wolfram y los submarinos del Finisterre

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