Un año desde la ocupación simbólica de Meirás. Ni el escenario político ni la situación del inmueble son los mismos que entonces, cuando una veintena de activistas consiguió acceder al pazo y desplegar dos pancartas en demanda de acciones para “apartar” a los Franco. En estos meses se creó la Xunta pro Devolución do Pazo , se redactaron sendos informes que avalan la posibilidad de incorporar la construcción al patrimonio público y el Parlamento de Galicia acordó –por unanimidad– instar al Estado a acudir a la vía civil para reclamar Meirás. Así, Galicia está ahora pendiente de Madrid.
El investigador Carlos Babío Urkidi, autor de la primera publicación sobre la compra del inmueble y su posterior entrega a Franco, espera que el Estado recupere pronto el pazo de manos de los herederos del dictador que lo consiguió “como botín de guerra a través de procesos corruptos”, apuntando a las dos las vías posibles para revertir la titularidad de Meirás. Ve viable intentar cualquiera de las dos opciones planteadas hasta el momento, pues apuestan por ellas “los historiadores y los juristas que estudiaron el caso” y “es muy evidente que existe causa”, apostilla Babío (Sada, 1967).
La abuela del investigador sufrió la incautación de tierras en beneficio de Franco y ahora él aboga, en una entrevista con Efe, por la recuperación de la memoria de las víctimas: “Lo único que se está pidiendo hoy en día es normalizar”, señala antes de incidir en que “no se reclaman indemnizaciones millonarias, solo reclaman memoria y dignidad, y no debería ser tan difícil, a no ser porque cada vez que pronuncias la palabra Franco crece la tensión”, apunta el autor, integrante de la Comisión da Memoria de A Coruña.
En 2019 publicará junto a Manuel Pérez Lourenzo otra investigación sobre el pazo, pero antes ha querido repasar la historia de un inmueble símbolo de la “característica fundamental del régimen: la corrupción”, precisa Babío. “Meirás llega a Franco como botín de guerra a través de procesos corruptos que tienen como último beneficiario al dictador”, explica sobre un proceso al que, para él, dio continuidad a una Transición incapaz de eliminar la posición de unas élites beneficiadas por los favores de un “régimen corrupto y genocida” como el del 36.
Ley de Amnistía
Considera, de hecho, que medidas como la Ley de Amnistía, que “se dijo que era para sacar a los rojos de la cárcel”, sirvió para “amnistiar los delitos de unos que se acostaron franquistas y se levantaron demócratas de toda la vida; se blindaron todos los privilegios emanados del franquismo”, y Meirás es “una de las sedes principales donde surge ese tráfico de favores con las élites” y representa, en la actualidad, “un caso paradigmático”, que no existe “en todo el mundo, ni siquiera en aquellos estados que padecieron regímenes totalitarios de carácter fascista”, como Italia o Alemania.
Con “todo tipo de abusos, amenazas y extorsiones”, primero se dona en un acto público el 5 de diciembre de 1938, y en 1941 se inscribe como “bien privativo” del dictador tras “una falsa compraventa entre particulares”, por 85.000 pesetas, según los documentos, una cifra que Babío ve “irregular”. l