Carral - El supuesto agresor apareció tendido en un sillón de la casa, aún en llamas

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 lucía tenreiro > abegondo
  Cuando los Bomberos de Betanzos llegaron a Fontán, en Santa María de Sarandós, encontraron la vivienda familiar del presunto asesino envuelta en llamas y rodeada por varias patrullas de la Guardia Civil. “Nos dijeron que era probable que estuviera dentro”, explicó uno de los integrantes de las brigadas de extinción desplazadas hasta Abegondo.
El acceso a la vivienda fue complicado, ya que debieron entrar a través de una ventana y emplear equipos autónomos de respiración.

Las tres habitaciones de la primera planta del inmueble estaban destrozadas, uno de los tabiques había cedido y el humo afectó también a la cocina y el salón, donde encontraron a Lino B.F. “semitendido en un sillón”, inconsciente pero, aunque débil, todavía con pulso, según señalaron fuentes de la Guardia Civil. No se descarta que emplease algún tipo de sustancia para acelerar el fuego, “porque todo fue muy rápido”.
Los sanitarios que se desplazaron hasta la casa en una ambulancia asistencial del 061, una enfermera y una médica de Abegondo, trataron de reanirmarlo, pero sin éxito. El supuesto agresor falleció  a las 11.10, casi dos horas después de apuñalar a Matilde en Tabeaio.
En unos minutos, los arcenes de Fontán empezaron a llenarse de coches y los residentes en las viviendas más próximas al lugar, en las inmediaciones de la iglesia y el cementerio parroquiales, comenzaron a salir al camino alertados por las sirenas de las patrullas de la Guardia Civil, la Policía Local y Protección Civil de Abegondo y los Bomberos de Betanzos.
“¿Matóuse? Foi o mellor que puido facer”, comentaba una vecina, consternada por el trágico desenlace. “Pero –apostillaba entre lágrimas– antes xa de ir a Carral”.
Uno de los primeros en llegar fue el alcalde de la localidad, José Antonio Santiso Miramontes, quien confirmó la convocatoria de un pleno extraordinario para condenar el asesinato y decretar tres días de luto oficial. “Estamos en contacto co Concello de Carral para coordinar a actuación dos Servicios Sociais”. En Carral, a la misma hora, las 19.00, se celebró otra sesión de urgencia, a petición del primer edil Fernández Mouriño.

Traslado a A Coruña >
La familia del agresor, entre ellos unos tíos, su madrina y una ahijada, explicaron que Lino no tenía empleo estable, había estado en un aserradero y ahora trabajaba en la limpieza de fincas. “Era moi cumplidor no seu traballo, e nun deles estivo máis de quince anos”, aseguró uno de los allegados recordando su paso por una maderera de Santo Tomé de Vilacoba.
Uno de los hermanos del fallecido, que rechazó hacer declaraciones, solicitó autorización a la Guardia Civil para entrar en los cobertizos anexos a la casa una vez que los servicios funerarios trasladaron el cadáver hasta A Coruña para practicarle la autopsia, ya que la vivienda continuaba bajo el precinto policial, y en su interior seguía, realizando labores de ventilación, personal del Parque de Bomberos de Betanzos.
El joven subió al piso superior de uno de los galpones, atestado de aperos y material de construcción, y después de conversar unos minutos con los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, todavía enfundados en sus trajes de plástico, abandonó Fontán.

El Ideal Gallego-2011-12-13-019-33b2ecb3Vida en Carral > Bajo el hórreo de la casa, un perro atado, y algunos restos de comida; en la planta baja, la ropa tendida, todavía mojada, y junto a la casa, dos turismos aparcados. Uno, un Peugeot de color rojo propiedad del fallecido, y el Opel Astra gris de Matilde, con el que huyó el hombre tras cometer el crimen a lo largo de varios kilómetros, a través de pistas forestales, desde el centro de Tabeaio hasta la vivienda en la que vivía solo, desde el fallecimiento de su madre hace menos de dos años. “Él non era mal rapaz, pero o da bebida...”, comentan en el bar de la parroquia, en el centro de Santa María de Sarandós.
En el establecimiento hostelero, un grupo de vecinos, todavía consternado, aseguraba que “a Lino hai tempo que non se lle vía, andaba por Carral, onde facía case toda a vida, pero aquí xa hai que non paraba”. Todo lo contrario que Matilde y su familia, a la que saludaban a diario. “Ela marchaba un pouco antes das nove, pero viña comer e daba un paseo cos pais antes de voltar a Tabeaio”, recuerda la dueña de la taberna.


una parroquia unida reacción vecinal

“Era un cielo de niña, y cariñosa con todos los vecinos”

En Santa María de Sarandós, a la altura del número 36, una puerta abierta y el goteo incesante de vecinos y amigos advierten de una familia rota por el dolor. Aquí vivía Matilde, con sus padres, un tío y su abuelo, de más de 100 años, tal y como confirma después del alcalde, José Antonio Santiso Miramontes.
“Era un cielo de niña, para todos”, explica una vecina, que se acercó a la casa nada más enterarse del suceso. Junto a ella, en un banco de piedra al pie de la vivienda situada frente al domicilio familiar, otras dos mujeres de avanzada edad, “de aquí de toda a vida”, que también lloran a la joven, a la que describen como “unha rapaza alta, lista e moi disposta”. No hablan mal de Lino “porque non era mal rapaz”, pero llaman la atención una y otra vez sobre sus graves problemas de alcoholismo: “El bebía moito, e sabe Dios...”.
La víctima nunca había convivido con su presunto asesino, pese a que habían estado juntos durante casi veinte años, aunque la suya, al parecer, era una relación conflictiva, y se habían dejado en varias ocasiones. “Levan desde que eran nenos”, recuerdan los clientes del bar de Sarandós.
El tío de la chica, que parece el más entero, es el encargado de recibir a quienes se acercan a la vivienda para acompañar a la familia. También acude hasta la casa del presunto asesino su sobrina para saber qué ha ocurrido. Entre los residentes en la parroquia, una pregunta: “¿Por qué?.

 

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