Cambre instala en Sigrás el mobiliario urbano rechazado por los vecinos de A Barcala

Cambre instala en Sigrás el mobiliario urbano rechazado por los vecinos de A Barcala
los vecinos de a barcala preferã­an los antiguos bancos javier alborã©s

Política de reciclaje o, sin tanto tecnicismo, “aquí no se tira nada de nada”. Eso al menos es lo que parece estar haciendo el Ayuntamiento de Cambre.
El equipo de gobierno, que preside Manuel Rivas, está instalando mobiliario urbano en la parroquia de Sigrás pero se da la circunstancia de que se trata de enseres que fueron rechazados y fuertemente criticados por los vecinos de la urbanización de A Barcala.
Tales fueron las protestas que incluso el propio regidor se desplazó, en octubre de 2011, hasta la zona ante el malestar que generaron los bancos que ahora permanecen instalados, principalmente, en áreas de descanso de la carretera CP-1702, que enlaza O Burgo y A Rocha.
Fue también el alcalde el que se comprometió a retirar todo el mobiliario, que correspondía a un proyecto denominado “Adecuación das prazas urbanas da Barcala e do parque infantil de Bribes”, que contaba con una subvención de la Consellería de Presidencia.
El proyecto, finalmente abortado por los vecinos, tenía como objeto renovar el mobiliario de las tres plazas interiores de la urbanización cambresa, ya que se suponía que se ubicaba en un buen lugar al estar alejado de la circulación rodada, además de encontrarse en las inmediaciones de una escuela unitaria.
El anterior mobiliario se encontraba en mal estado debido a su uso y al paso del tiempo. Por ello, el ejecutivo local, que en aquellos momentos presidía el exalcalde socialista Antonio Varela, se planteó su sustitución por otro que se ajustase a las necesidades de los vecinos.
Un objetivo que tras las quejas de estos últimos es evidente que no se cumplió.
Las denuncias vecinales provocaron que el alcalde se posicionase a favor de los residentes llegase a declarar que el mobiliario, ahora colocado en Sigrás, suponía “un riesgo para la salud de los usuarios”.
Se desconoce la opinión de los residentes en la parroquia de Sigrás sobre sus “nuevos” bancos, pero lo que sí es contrastable es que no es habitual ver a personas sentados en ellos.
Los motivos de esta decisión pueden ser varios. Se baraja desde la posibilidad de que los vecinos no dispongan de tiempo para descansar hasta el que apunta Manuel Rivas de que suponen todo un “peligro”.

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