Betanzos -Nacionalistas y socialistas se enzarzan por los honores de Franco

   LUCÍA TENREIRO > BETANZOS   .

 La ciudad que custodia la bandera del Gobierno de la II República en el exilio, la misma en la que el exministro de Justicia, Franscisco Caamaño, se refirió a la Ley de Memoria Histórica como “un motivo de orgullo” para toda España, sigue sin cumplir al cien por ciento las disposiciones aprobadas por el Congreso de los Diputados con fecha de 31 de octubre de 2007. Porque Franco sigue siendo Medalla de Oro e Hijo Adoptivo de Betanzos. Según el BNG, porque quiere el PSOE.

Los nacionalistas brigantinos reclamarán al gobierno municipal la convocatoria de la comisión de honores y distinciones para acatar los acuerdos adoptados por la corporación e “cumprir a Lei de Memoria Histórica e retirarlle as honras públicas ao xeneral Franco e a media ducia de ministros fransquistas e demais cargos políticos e militares da Dictadura”.
El BNG elevó una propuesta al último pleno reclamando al equipo de gobierno que preside Ramón García Vázquez la ejecución de las decisiones adoptadas con fecha de 25 de octubre de 2010 “y retirar as honras que Betanzos aínda rende aos persoeiros franquistas”. Durante el debate, el portavoz de la formación frentista, Henrique del Río, reprochó que el anterior alcalde del PSOE, Manuel Lagares, “bloqueou a aplicación dun acordo similar adoptado polo pleno no ano 2005” y que, de la misma manera, existe otra resolución unánime para colocar el retrato de Antolín Faraldo Asorey, que se sustituiría por el de Pérez Salas, en la sala capitular de la casa consistorial, y que tampoco se ha cumplido, pese a que es de 2005.

Antolín Faraldo > El Peirao da Ponte Vella es, desde el 16 de mayo de 1995, la Praza de Antolín Faraldo Asorey. Hijo Predilecto de Betanzos, el 27 de abril de 2004, el pleno de la corporación “hizo memoria” y también acordó –por unanimidad y a instancias del BNG– iniciar los trámites para localizar y repatriar sus restos desde Granada a Santiago. Pero, en 2012, siguen en Andalucía.
En la sesión en la que se discutió  y resolvió dar trámite al expediente para nombrar hijo predilecto a Antolín Faraldo Asorey, todos los grupos políticos que entonces tenían representación en la cámara alabaron la figura del intelectual que ocupó la Secretaría da Xunta Superior de Galiza, el órgano de autogobierno creado a raíz del levantamiento militar de 1846 (“Mártires de Carral”).
Un repaso a las intervenciones de los tres portavoces llaman la atención sobre la capacidad de acuerdo que había entonces Betanzos. “Tristemente descoñecido”, indicó el nacionalista Xabier López, cuyo grupo elevó la moción. Desde las filas del PP, el entonces concejal Francisco Martínez agradeció al BNG su propuesta “porque –aseguró– es fundamental recuperar a uno de los padres del galleguismo”. Para el PSOE: “Viviu pouco, pero fixo moito por este país”, recordó el socialista edil Antonio Lagares.
Desde el Ayuntamiento de Betanzos aseguran que ahora son pocos los vestigios franquistas que todavía perviven en el municipio y que, en alguno de los casos, se trata de inscripciones localizadas en edificios de titularidad privada, a la espera de consentimiento por parte de los propietarios, como el del Grupo Caneiros.
En esta relación también estarían, de acuerdo con la moción de los nacionalistas, las calles del General Pérez Salas, del Padre Francisco Blanco o de Martín Ballesteros. “Non ten pensado cumprir coa lei este goberno?”, interpeló Henrique del Río.

Girón de Velasco > En una primera reunión de la comisión especial, uno de los principales motivos de discrepancias sería la falta de acuerdo con el Partido Popular en relación con la retirada de distinciones a la figura de José Antonio Girón de Velasco.
En cualquier caso, a la espera de una nueva convocatoria y el consenso de todos para el cumplimiento de la ley, lo que sí tiene ya Betanzos es, al margen de disposiciones legales y de motivaciones políticas o ideológicas, es el Museo das Mariñas y en él depositada la bandera que presidió los consejos del Gobierno de la República en el exilio, donada por la viuda de Javier Alvajar López, presidente de la delegación del Consejo de Galicia en París.