ARTEIXO- Un asesinato machista que conmocionó a los vecinos de Suevos hace un siglo

ARTEIXO- Un asesinato machista que conmocionó a los vecinos de Suevos hace un siglo
la calle de pazo recuerda que allí vivía una familia adinerada quintana

Han pasado casi cien años y el recuerdo de uno de los asesinatos más cruentos de Arteixo es casi inexistente. En Suevos vivía una familia adinerada en los años 20. Pero su holgada vida se vio truncada por el asesinato de la mujer, Rita Fernández, a manos de su marido. Los ingredientes que pueden verse en cualquier telefilme se suceden en esta historia negra, en la que el criado ayudó a su señor a golpear hasta la muerte a la esposa.
Solo una calle, de Pazo, deja intuir que antaño en el núcleo de Suevos residía una familia con capacidad para tener un caserío deslumbrante, del que hoy no queda apenas nada. El suceso lo protagoniza Bernardo del Río, ingeniero de profesión y su criado, Manuel Folgar, entrada la noche del 18 de marzo de 1920.
A pesar de las discusiones frecuentes del matrimonio, esa tarde, decidieron dar un paseo en carruaje. En una sociedad en la que la igualdad no existía ni por asomo, no es de extrañar encontrar alusiones al “histerismo” de Rita causado por sus incesantes celos. Con todo, aquella tarde el sosiego era la característica y después de visitar a unos amigos, ya al anochecer, regresaban a su casa.
En la carretera que une Arteixo con Suevos, narraban los acusados, unos encapuchados les asaltaron con la intención de robarles. Maniataron al marido y golpearon a la mujer que se había puesto a pedir socorro.
Pero esta solo fue la primera versión. La presión del juez y el fiscal hizo que Del Río y su criado terminasen por rectificar y contar una historia bien distinta y que les llevaría a la cárcel.

Acontecimientos
El criado se retractó toda vez que Del Río terminó por acusarle a él directamente. En las tres versiones, la tarde comienza del mismo modo. Un día sin mucho que hacer, deciden ir a visitar a unos amigos, casas a las que les llevaría su chófer.
Todo sucede igual hasta llegar a la carretera de Arteixo a Suevos. Cuando se bajan del carruaje para recorrer los últimos metros hasta su vivienda a pie.

Los acusados fueron condenados
a 15 años de cárcel, pero cumplieron solo ocho al ser indultados


Ahora, la historia de los asaltantes enmascarados desaparece y las versiones que dan los dos imputados varía ligeramente.
En las casas que visitaron, señores y criado compartieron vino y licores, aunque según el relato de Folgar, él era abstemio. Al llegar al punto marcado por la tragedia, la mujer comenzó a increpar al conductor porque el carruaje no iba recto.
Éste le respondió y comenzaron a intercambiarse insultos. Ella le abofeteó para intentar que se callase. Lejos de eso, Folgar continuó vociferando, al igual que Rita Fernández. Cogió una piedra “con descuido” y “sin intención de causar daño” la lanzó, según se puede leer en la transcripción de su testimonio, guardada a buen recaudo en el Arquivo del Reino de Galicia.
La mala suerte hizo que el pedrusco golpease a la mujer en la cabeza, lo que le causó la muerte. Para su abogado, el delito cometido por Folgar fue de lesiones graves. Pero este relato no explicaría las nueve heridas en la cabeza que el forense llegó a contar, tres de ellas mortales.
Del Río incidió en la discusión entre los dos. También en que el criado cogió una piedra y la lanzó contra la víctima. A partir de aquí, la narración de este ingeniero añade que intentó evitar el trágico final y que recibió de su criado un empujón de tal virulencia que le dejó aturdido. Folgar cogería varias piedras para terminar después con la vida de la esposa de Del Río con una gran crueldad.
El pánico hizo mella en los dos y en ese momento, el criado le habría propuesto atarle las manos e inventarse la historia de los atacantes.
La documentación recoge incluso las discusiones y los celos que ella tendría de su esposo. Los ataques de histeria y el miedo que le daba el criado y que incluso le llevó a abandonar en alguna ocasión su casa para ir a la de una amiga en A Coruña.
El juzgado al final condenó a los dos hombres a quince años de cárcel, pero solo cumplieron ocho porque fueron indultados. El 14 de septiembre de 1928 abandonó Folgar la cárcel de Cartagena, y Del Río, la de San Miguel de los Reyes. No regresaron a Suevos, al menos de forma permanente, y su pista se pierde después del indulto.

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