Advierten de robos en el interior de las embarcaciones en A Ponte Vella

Los betanceiros advierten de una oleada de robos en el interior de las embarcaciones amarradas en el entorno de A Ponte Vella. Los propietarios de los botes advirtieron a los cuerpos de seguridad de la desaparición de piezas de motores, herramientas y otros elementos instalados a bordo mediante una denuncia ante la Guardia Civil de Betanzos.
Esta no es la primera vez que se detectan sustracciones similares en las inmediaciones, por lo que demandan más vigilancia para, en la medida de lo posible, evitar que los cacos continúen con los asaltos que, en los últimos días, se concentraron en el área del paseo del Municipio de Bullas, entre A Eira Vella y O Xuncaliño.
Cada año, sobre todo en verano y primavera, cientos de betanceiros se asoman a los ríos para disfrutar de los barcos de recreo y, a partir de mayo o junio, iniciar su puesta a punto de cara a la temporada estival y las jiras a Os Caneiros. Pero en otoño e invierno, el número de usuarios merma de manera considerable y son pocos los que acuden a diario a los muelles a comprobar la situación de sus embarcaciones, siendo precisamente estos los primeros en percatarse de los robos, por lo que todo apunta a que no serán los únicos y que, a media que los dueños se vayan acercando a sus lanchas, es posible que aumenten las denuncias ante la Guardia Civil.
Números
La Asociación de Amigos de los Ríos de Betanzos (ARBE), el colectivo que aglutina a decenas de propietarios de embarcaciones, tiene contabilizadas casi trescientas lanchas amarradas en el casco urbano, entre el Mendo, el Mandeo, y donde desembocan ambos, en la ría de Betanzos.
En agosto de 2016, en vísperas del San Roque, la Guardia Civil detuvo a un hombre por robar un bote en el Puerto de Betanzos.
Entonces se apuntó a que el muelle betanceiro, en las inmediaciones de un área comercial e industrial, y de la estación de tren de Betanzos-Cidade, es un espacio apartado del centro de la ciudad y, en este sentido, los usuarios demandaron más iluminación y controles para evitar robos como el de la barca y accidentes, de la misma manera que exigían más limpieza en rampas y escaleras, cuestiones que, en mayoría, se han ido subsanando durante estos casi dos años con diversas mejoras puntuales.