“El 22-M recibí un mazazo porque perder dos ediles es mucho más de lo que podía esperar”

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  entrevista de lucía tenreiro

alejandra pérez máquez alcaldesa de bergondo

Sigue siendo la misma: cercana, pragmática y, sobre todo, realista. Pero aún le dura el disgusto del 22-M. Ahora, más que nunca, parece dispuesta a demostrar el porqué de su fama de mediadora. “Con el pacto no se acabaron las negociaciones, todavía queda mucho que dialogar”.
—En dos meses ha pasado de encabezar la fuerza más votada a verse en la necesidad de negociar un pacto de gobierno porque las urnas relegaron al PSOE a la segunda posición, y de ser una más en el Consorcio As Mariñas a ocupar la vicepresidencia, tras Santiso. ¿Cómo ha llevado las tensiones de tantos cambios en tan poco tiempo?  
—El 22-M recibí un mazazo. La pérdida de dos concejales es mucho más de lo que los socialistas podíamos esperar. Estábamos seguros de haber hecho un buen trabajo y de merecer un mayor respaldo, pero las circunstancias fueron las que fueron, en toda España. Hay que asumirlo, aprender de los errores y seguir trabajando.
—Usted habla de “mazazo”, pero algún compañero le dirá que, al menos, ha logrado mantener la alcaldía de Bergondo.
—Para el PSOE de Bergondo fue una caída importante, aunque, efectivamente, mis compañeros consideran que aguantamos bastante bien... Pero hubo municipios en los que el PSOE no solo se ha mantenido sino que ha mejorado sus resultados. Así que algo debimos de hacer mal... A algunos sitios no llegó el tsunami del PP.
—Habla de Miño y Paderne.
—Aquí, en esta zona, Miño y Paderne. Pero no hace falta irse muy lejos para encontrar otras grandes subidas. Ahí están los ejemplos de As Pontes y Mesía.
—¿Antes del 22-M se planteaba un gobierno de coalición con Veciños de Bergondo?
—Antes del 22-M, el PP hablaba de la existencia de un preacuerdo tripartito (PSdeG-BNG-VB). Pero los socialistas nos presentamos con la idea de alcanzar una mayoría absoluta, aunque éramos consciente de las dificultades. En  caso de pacto, sabíamos que sería con el BNG o con Veciños, con uno o con otro, dependiendo de los resultados. Las urnas dieron a estas dos fuerzas el mismo número de ediles que hace cuatro años, pero los nacionalistas subieron en votos de forma considerable, mientras que VB bajó bastante.
—¿La decisión de no formar un tripartito fue cosa del BNG?.
—Es algo que solo pueden responder ellos, porque por mi parte, todavía hoy, la puerta está abierta al BNG. Un tripartito es complicado, aunque totalmente viable.
—¿Es complicado por el hecho de ser tres fuerzas o porque el BNG recela de la vinculación de VB con la derecha?
—Por ser tres fuerzas. A veces ya es difícil gobernar entre dos...
—De usted suelen destacar la capacidad de diálogo. Esta vez le ha tocado demostrarla más que nunca... ¿Cómo fueron las negociaciones con VB?
—Raras... (Ríe). Las conversaciones coincidieron con un período en que el cabeza de lista de VB, Manuel Fafián, no estaba aquí por motivos laborables y hablábamos solo por teléfono, pendientes los dos de las reuniones con los militantes para adoptar una decisión. El BNG tampoco nos garantizó su apoyo para la investidura hasta unos días antes porque dependía de su asamblea. Pero tengo que seguir dialogando, las negociaciones no acabaron con el pacto.
—¿En algún momento pensó en una coalición Partido Popular-Veciños de Bergondo?
— En la campaña, VB insistió en que no lo iba a hacer, pero si hubiesen llegado a un acuerdo no nos tenía ni que molestar ni que extrañar, porque algunos de sus fundadores vienen de la derecha, aunque también es verdad que en los últimos años ha habido nuevas incorporaciones, más alejadas de las tesis del Partido Popular.
—¿Cómo está siendo la gestión al lado de Fafián y VB? No es su primera experiencia en un bipartito, pero en 1999, cuando gobernaron con el BNG, el alcalde era Fernández Ramos.
—Las circunstancias eran distintas. Éramos seis concejales del PSOE y una del BNG, y entre los dos sumábamos la mayoría absoluta. Ahora, aún coaligados con otro partido, seguimos en minoría. En cuanto a trabajar al lado de Fafián, las relaciones van bien, pero aún estamos empezando y ellos se están adaptando porque no es lo mismo estar en la oposición que en el gobierno. Fafián quiere hacer cosas, ellos parten más frescos... Pero dentro se ven las cosas muy diferentes a como se ven desde fuera. Eso nos pasó a todos.
—No suman la mayoría absoluta y, de momento, están dependiendo de los dictámenes de los nacionalistas. ¿Cómo valora la actitud del BNG?
—(Reflexiona) Ellos insisten en que, incluso antes de apoyar mi investidura, advirtieron de que se trataba de algo puntual, que ellos iban a ser oposición y, en consecuencia, habría momentos en que votarían en contra. Hasta ahí lo entiendo perfectamente, pero me extrañó su postura en determinadas propuestas, tanto en el primer pleno como en el segundo. Pensé que las cosas estaban lo suficientemente habladas y claras, pero se ve que no era así para el BNG.
—El primer pleno después de la investidura fue el de organización del gobierno, ¿le sorprendió que votaran con el PP?
—Si yo llevo una propuesta de asignación a los grupos políticos y el PP presenta una enmienda que los beneficia a ellos mismos, pero perjudica al BNG y a VB, ya que el PSOE queda igual, y los nacionalistas la apoyan aún reconociendo que les perjudica económicamente... Pues sí, me sorprendió.
—Pero alguna justificación ofrecería Antón Sánchez.
—Ellos entendieron que al PP, como grupo mayoritario, le correspondía una asignación mayor. Eso, aunque me choca, puedo entenderlo, pero teniendo en cuenta que se trata de un equipo austero y sin dedicaciones parciales, y que en mi opinión la labor de gobierno implica más responsabilidades que la oposición, creo que sí merecen compensación. En ese sentido, sí que estamos un poco molestos.
—El segundo fue el del suplemento de crédito, sobre el que también objeta el BNG.
—Los nacionalistas pidieron más información sobre algunas partidas y se les están dando al detalle, así que confío en que salga adelante en el próximo pleno.
—¿La gestión municipal en Bergondo depende de ese suplemento o sería posible apañarse sin su aprobación?
—Podríamos apañarnos, pero tendríamos a los proveedores pendientes de cobrar, y no hay esa necesidad. Un suplemento es algo rutinario. Bergondo, en contra de lo que piensa alguna gente, no va a pedir ningún crédito. De lo que se trata es de poder utilizar lo que tenemos ahorrado de años anteriores. La administración no está para ahorrar y ese dinero hay que utilizarlo. La única manera es planteando ese suplemento.



“Los chalés están muy bien, pero tiene que haber otro tipo de construcciones”

El Ideal Gallego-9999-99-99-999-bf7864b2En 2010 no pudo ser. Ahora, en virtud de las nuevas disposiciones, tampoco será antes de 2015. Pero Bergondo necesita un Plan General.
—¿Uno de los mayores retos a los que se enfrenta diariamente, por los costes que implica, es la dispersión de los núcleos?
––Sin duda. Hay que iluminar, bachear, llevar abastecimiento y saneamiento... Las concentraciones abaratan mucho los costes. Los núcleos aislados no son sostenibles. En este punto, llama la atención que ayuntamientos limítrofes, con el doble de población, tengan la mitad de depuradoras. En Bergondo las necesitamos por la dispersión de los núcleos, las diferentes cuencas, e incluso por la orografía del terreno...
—¿Este va a ser el mandato en que el saneamiento llegue al cien por ciento de Bergondo?
—El objetivo es ese y, teniendo en cuenta que la previsión de Augas de Galicia es construir la EDAR de Gandarío en este mandato, confío en alcanzarlo. Es posible que queden algunos coletazos, algunas casas... pero más del 90 por ciento estará conectado antes de 2015. El problema es que va a ser una legislatura difícil para inversiones, y poder hacer dos o tres obras al año va a ser un triunfo.
—¿Se nota más la crisis en un ayuntamiento pequeño?
—Sí, pero más aún si dependían del ICIO. En Bergondo, nunca tuvimos esa dependencia, pero para nosotros que nos bajen 100.000 o 200.000 euros es demasiado, cuando para otro ayuntamiento no es nada. Las reducciones en transferencias autonómicas y estatales las va a haber, y eso unido a subvenciones con las que contábamos y que o bien desaparecen, o bien se recortan tanto que habrá ayuntamientos a los que no lleguen, y si llegan va a ser una cantidad mucho menor.
—¿Qué plazos maneja para aprobar el Plan General?
—Los servicios jurídicos están estudiando hasta qué punto es válido lo hecho a efectos administrativos, al margen del contenido del plan. La intención era haber podido adelantar algo en el mes de julio, pero resultó imposible. Ahora, confío en que en septiembre tengamos claro en qué momento estamos y de qué manera continuar.
—La idea es aprobar el PGOM, por lo menos de forma inicial, antes del año 2015.
—Claro, porque para la aprobación definitiva los plazos no van a dar, los tiempos son los que son.
—¿Hasta qué punto depende de ese documento urbanístico el futuro de Bergondo?
—A ver, o nos quedamos como estamos, que no es que estemos mal, o avanzamos, que es lo que vamos a hacer. No podemos estar reclamando equipamientos públicos y terrenos si no disponemos de PGOM. En algún momento nos tendremos que centrar. Las casas unifamiliares están bien, y tendrá que haberlas en determinados espacios, pero en otros deberán construirse adosados y en otros edificios bajos... La población joven lo está demandando desde hace años. Estos bergondeses se iban a comprar pisos a Sada o a Betanzos, cuando se podía, porque aquí no era viable.
—¿Considera un fracaso no haber aprobado el PGOM?
—El año pasado era la mejor fecha para aprobar el PGOM, porque hubiésemos podido ir adaptando las modificaciones, los cambios como el del Plan de Ordenación de Litoral... No pudo ser. En cualquier caso, para cuando salgamos de la crisis, Bergondo necesita un PGOM. Los inversores, que plantean los proyectos a largo plazo y tienen en cuenta, sobre todo, las comunicaciones, que en este municipio son excelentes, están demandando suelo industrial.
—¿Eso implicaría una ampliación del polígono actual o se plantean otras bolsas?
—En un principio, en el documento que presentamos para su aprobación inicial se contemplaban otras bolsas, pero ese fue uno de los aspectos más cuestionados por los demás grupos políticos. Lo que está claro, y ahora más que nunca, es que tenemos que llegar a un acuerdo. Lo que sigue adelante es el desarrollo del PERI pegado al edificio de la antigua Flex, y ahí podremos disponer se suelo industrial en dos o tres años.
—¿En qué punto está la tramitación de A Longueira?
—A Longueira, por ahora, sigue su tramitación. No hubo la aprobación inicial del PGOM que hubiese supuesto la paralización de lo que estaba en tramitación y empezar de cero. Como A Longueira, otros suelos que estaban en las Normas del 1992 y que comenzaron a tramitarse. Tenemos obligación de darle continuidad.


 

equipamientos el gran centro cultural

“En tiempos de crisis, recuperar A Senra hubiera  sido imposible”

El 28 de abril de 2007, el municipio asistió a la cita más importante de su historia reciente. La “reinauguración” de A Senra consumó el proceso de transición en Bergondo.
—¿En estos tiempos, la recuperación hubiese sido posible?.
—Imposible. (Ríe) En su momento, el Ayuntamiento de Bergondo solicitó un préstamo, pero después recibimos una subvención de 900.000 euros de la Diputación de A Coruña, que nos alivió y nos permitió destinar parte de ese crédito, que es el que tenemos aún hoy, a saneamiento. Si lo que planteábamos en un inicio era recuperar A Senra en diez años, la aportación provincial posibilitó hacerlo en tres. En cualquier caso, en una situación como la que estamos atravesando, la gente no entendería que destináramos esa cantidad de dinero a un edificio que, al fin y al cabo, llevaba años abandonado. Menos mal que lo hicimos antes y lo tenemos ahí.
—A veces Bergondo no parece saber “lo que tiene ahí”.
—No, sobre todo por parroquias, y por motivo de la dispersión. En muchas zonas lo ven como algo lejano, salvo familias concretas, porque sus antepasados estuvieron involucrados en la fundación de la Sociedad Bergondo y sus Contornos.
—Ofrece muchos servicios.
—Y más que debería ofrecer.
—No será por espacio...
—No hay tanto como la gente cree. Hace poco, el expárroco de  Guísamo, José Verdía, donó su biblioteca de medicina para instalar en A Senra, y tuvimos que habilitar una zona del centro social con estanterías. Al final, no hay tanto espacio, aunque parece enorme.

“El 22-M recibí un mazazo porque perder dos ediles es mucho más de lo que podía esperar”

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