Varias grandes empresas muestran ya su interés por la concesión del autobús

Se espera que el pliego técnico incluya la conversión de la flota para una movilidad eléctrica
Varias grandes empresas muestran ya su interés por la concesión del autobús
El autobús eléctrico se probó en septiembre, pero todavía no se ha hecho público si Tranvías piensa adquirirlo | Patricia G. Fraga

Este nuevo año verá la redacción del pliego de condiciones de la nueva concesión de bus, que el Gobierno de Inés Rey mantiene en un completo secretismo. La última vez que se le preguntó sobre el tema, esta misma semana, fue para determinar si figuraría en los pliegos técnicos la incorporación de autobuses 100% eléctricos. “Ya se verá”, fue la respuesta de la alcaldesa. Fuentes cercanas, admiten, sin embargo, que los documentos no están todavía muy avanzados, pero que por lo menos cinco grandes empresas, entre las que se encuentran transportistas internacionales, están interesadas en competir por el contrato.


No hay muchas que se encuentren en este ranking, pero sin duda se puede citar a Monbus, Arriva, Avanza o Alsa, como algunas de las que tienen la capacidad para optar a un contrato tan importante. La dos últimas tienen presencia internacional, como alguna empresa portuguesa. Por supuesto, la Compañía de Tranvías, que lleva 120 años de servicio en la ciudad, también opta a revalidar la concesión. 
 

No es un asunto sencillo. Ciudades como Santiago u Ourense llevan años con la concesión caducada. Otras ciudades, como Bilbao, optan por una empresa pública de gestión privada, mientras que Vigo, por ejemplo, tiene que enfrentarse a una huelga de la plantilla de la empresa Vitrasa, y una subida de las tarifas. 
 

El director de la Compañía de Tranvías, Ignacio Prada, había señalado en la inauguración de la exposición sobre esta empresa centenaria que la movilidad 100% eléctrica es el futuro. “Os autobuses de gasoil teñen data de caducidade e, con toda probabilidade, a transformación de flota nun modelo de cero emisións e que sexa eléctrico é inminente”, afirmó Prada. No queda otra opción: en siete años, nadie construirá autobuses diésel, de manera que el cambio a movilidad eléctrica es obligado desde Bruselas, como ocurre con todo lo que se refiere a la Agenda 2030. 
 

Hidrógeno 

Sin duda, los nuevos pliegos técnicos regularán la transformación de la flota de autobuses de la ciudad desde combustible fósil a eléctrico. Siempre existe la opción del hidrógeno, pero fuentes cercanas a Movilidad lo han descartado, por considerar su implantación más costosa. Además, habría que incorporar a las cocheras un gran depósito de esta sustancia, que es tremendamente inflamable, como señaló el propio Prada durante una reciente intervención en la Cámara de Comercio. 
 

Por otro lado, sería necesario instalar un cable de alta tensión para suministrar la potencia para recargar los autobuses que, por otro lado, son el doble de costosos que uno diésel. En torno a 450.000 euros, según los últimos precios del mercado. Sumado a la instalación eléctrica, se puede hablar de un desembolso de 140 millones de euros. Eso significa que muy probablemente, sea una UTE (Unión Temporal de Empresas) la que gane la concesión, para afrontar ese gasto.
 

Tecnología madura 

Todo dependerá de lo que exija el Ayuntamiento, por supuesto, cuando redacte el pliego al que las empresas tendrán que amoldarse. Por lo menos, la tecnología ya está madura: a lo largo de los años, Tranvías ha puesto a prueba varios modelos de buses híbridos o eléctricos. El último, señaló Prada, ha demostrado ser fiable. Por fin su autonomía permite resistir las 16 horas de servicio diario.
 

Ahora, teniendo el cuenta el precio cada vez más alto del gasoil, “los números dan” y sin contar con las subvenciones, con las que el director de Tranvías prefiere no contar. Sin duda, la conversión eléctrica esta aquí, y disparará el coste de la concesión

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