Reportaje | La última gran fiesta adolescente salva el peor mes del año en el ocio nocturno coruñés

Reportaje | La última gran fiesta adolescente salva el peor mes del año en el ocio nocturno coruñés
El grupo Pelícano se ha convertido en uno de los destinos favoritos de las graduaciones

Una marea de clientes trajeados no solamente recorre la noche de la ciudad desde el pasado fin de semana, sino que también se ha convertido en una suerte de salvación con estética de yuppie de los ochenta: traje gris o negro, generalmente oversize y ciertos toques casual alejados de la formalidad estricta. En muchos casos imberbes y casi siempre en grupos que alcanzan el centenar, se trata de la bendición en forma de graduaciones para el ocio nocturno coruñés, que ha sistematizado el adiós al Bachillerato con una oferta a medida, capaz de aliviar el mes más flojo de facturación. 


Se trata de una forma homogénea y sin apenas diferencias entre unas opciones y otras. Básicamente puede resumirse en un colegio X pacta el alquiler del establecimiento y cada alumno abono 40 euros (el precio es idéntico en cualquiera de las opciones). Se trata de un espacio exclusivo para ese colegio en cuestión y en el pack se incluye una oferta referente a las consumiciones. “Nosotros acotamos un local para ellos, ya sea graduaciones de Bachillerato o de Universidad”, afirma Luis Diz, gerente del grupo Pelícano, que reserva el Dux y el Andén, entre la medianoche y las seis de la mañana, para estos actos. “Hay otros sitios que sí ofrecen barra libre, pero nosotros damos tres consumiciones”, añade el empresario. 


También dos locales muy reconocible pone Emilio Ron al servicio de las fiestas de graduación: el Fika, en la calle de Fernando Macías, y el icónico Cine París, donde este viernes acudió un centenar de estudiantes del Obradoiro. “Alquilamos por plantas y optamos por una graduación diferente, con menos afluencia y un picoteo salado y dulce con photocall”, explica. “Siempre es la misma fórmula, de graduaciones gourmet y en las que prima la calidad del producto y el servicio”, agrega el hostelero, que se muestra totalmente contrario a la posibilidad de mezclar diferentes centros en una fiesta. Además, Ron elude el término barra libre y prefiere referirse a “todas las consumiciones incluidas”, en una fiesta en la que siempre apuestan por hacer partícipes a los profesores.

 

Estudiantes
Especializado en estudiantes, Studio 54, en la calle del Socorro, empieza a despedir Erasmus y dar la bienvenida a futuros universitarios. “Los menores tienen que venir con unas cartas firmadas por sus padres y se les pone una pulseras para que no se les sirva alcohol” indica el propietario, Carlos Pereiro. 


La misma fórmula la aplican el grupo Pelícano y Cine París, ya que no todos los futuros universitarios son ya mayores de edad, muchos tienen 17 años. 


Los tres hosteleros coinciden en apuntar a las graduaciones como un oasis dentro de un mes complicado. “Te salva un poco el mes, disfraza los números y atenúa el bajón, ya que es un mes de transición y en el que hubo exámenes”, subraya Diz. “Es lo disruptivo de mayo y la forma de salvar el mes, una tabla de salvación y un aporte fundamental”, matiza Ron, al igual que Díaz Pereiro: “Esto salva un poco el periodo entre Semana Santa y el fin de los exámenes”.


La tradicional estampa de universitarios y colegiales quemando sus apuntes en las hogueras de San Juan supondrá una especie de conjuro, similar al hechizo de la queimada, en forma de catarsis para un ocio nocturno que, desde entonces, vivirá en el centro de la agenda social durante varios meses. 

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