10º-19º
viernes | 19 abril | 2024
El periódico del 10 de octubre de 1997 destacaba en portada el precio del peaje de A Barcala, que será de 25 pesetas, el recibimiento de los simpatizantes a Bebeto a su llegada a La Coruña y el Premio Nobel de Literatura para el escritor italiano Darío Fo.
El Gobierno ha tomado una decisión salomónica sorprendente. Salomónica, porque ha decidido rebajar el peaje de A Barcala de 50 a 25 pesetas (para vehículos ligeros) y sorprendente --no para el presidente de la Xunta, que por la mañana ya sugirió algo al respecto--, porque hasta hace algunos días consideraba la última rebaja (de 55 a 50 pesetas) suficiente. La decisión del Gobierno fue anunciada ayer en rueda de prensa por su delegado en Galicia, Juan Miguel Diz Guedes, que explico que esta decisión se materializará en los próximos días a través de una orden ministerial y solo habrá que esperar cuatro días a partir de su publicación en el Boletín Oficial del Estado. El alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez, no emitió su opinión hasta última hora de la noche. Durante el mitin de campaña celebrado en Betanzos afirmó: "Antes éramos tontos y ahora somos medio tontos", en referencia a la reducción del peaje en un 50 %.
Hace ya 36 años que José María Jiménez de Llano decidió dedicar su vida a aquellos que lo necesitaban. Licenciado en Derecho y perteneciente a una aristocrática y adinerada familia asturiana afincada en La Coruña, abandonó su carrera, su alta posición social y económica, dedicando todo su dinero y su vida a formar una nueva familia con los que lo necesitaban. Esto hizo que le nombraran en 1962 coruñés del año y, meses más tarde, español del año. Así, el 11 de noviembre de 1961 fundó la Pía Unión de la Obra de la Señora, con el fin de ofrecer una vida familiar y una vivienda digna a las personas que no tenían medios para ello. La Obra de la Señora es una casa de esta fundación para ancianos, que por diversos motivos han decidido entrar a formar parte de esta “pequeña gran familia", en la que son atendidos con especial delicadeza y cariño por parte del fundador y los empleados que allí trabajan. Cada una de estas personas tiene su propia habitación individual, con baño incluido, con una decoración distinta, pero sin lujos, como la de cualquier casa. Además, tienen sala de conferencias, un amplio salón, sala de visitas y una capilla con la imagen de la virgen de Fátima.
Han tenido que pasar 17 meses para que el Deportivo descubra una nueva habilidad mágica de Bebeto.
Se diría que el bahiano es capaz de parar el reloj, que, a semejanza de Dorian Gray, el tiempo pasa ajeno a su cuerpo. Quizá alguna cana de más, tal vez con la lección mejor aprendida, Bebeto aterrizó en La Coruña envuelto en la sensación de que nada ha sucedido en todo este tiempo, que todo ha sido una pesadilla de la que el deportivismo ha despertado con una felicidad compulsiva. En medio del furor que desató en la ciudad su regreso, Bebeto no dudo en alimentar el deseo de la afición. "Tenía muchas ganas de venir, quiero hacer al Deportivo grande… Ya es un equipo grande“. Viendo su deslumbrante sonrisa, su gesto de satisfacción, no es difícil adivinar que el gran error de la vida deportiva de Bebeto fue dejar el Deportivo. “Nadie debe arrepentirse de lo que hace, pero cometí un error al dejar el Deportivo. En aquel momento necesitaba ir a Brasil. Llevaba cinco años sin vacaciones y sentí la necesidad de regresar. Una vez allí, tras cuatro meses, comencé a echar de menos la ciudad y el cariño de la gente. No me canso de repetir que esta es mi segunda casa “, explicó.
