Los trabajadores de Alu Ibérica asumen el ERE como inevitable

Los trabajadores de Alu Ibérica asumen el ERE como inevitable
La Policía Local contabilizó a 240 personas que marcharon desde la Casa del Mar hasta Luis Seoane | patricia g. fraga

Los trabajadores de la planta de A Coruña de Alu Ibérica (antes a Alcoa) salieron a la carretera de Baños de Arteixo, que cortaron. En su pancarta se podía leer que exigían una solución, pero lo cierto es que el despido parece inevitable. El comité de empresa de Alu Ibérica de Avilés firmaba hoy el expediente de extinción de empleo para toda la plantilla de la fábrica, más de 240 trabajadores, y la fábrica de A Coruña está abocada al mismo destino.

En efecto, Alcoa abrió una plataforma online la semana pasada para que todos los trabajadores pudieran adherirse al ERE si quisieran y, a día de hoy, ya se habían inscrito todos, o casi todos. El delegado de la CIG, Julio Moskowich lo reconoció: “Sabemos que vamos a estar despedidos, non ten marcha atrás”. El motivo de las movilizaciones no es salvar sus puestos de trabajo, sino exigir a la administración que actúe para salvar la fábrica. “Foron cómplices dos autores intelectuais de todo isto”, señala Moskowich.

En efecto, la venta de ambas plantas por Alcoa al grupo Parter Capital estuvo avalada por el Ministerio de Industria, que luego asistió al a venta irregular por parte de Parter a Grupo Riesgo, del 75% de la fábrica sin tomar medidas. La planta acabó siendo objeto de una operación policial cuando se descubrió que estaba despatrimonializando la empresa, sin llegar a reactivar en ningún momento la producción de aluminio.



Transacción “muy razonable”


Alcoa, que se enfrentaba a varias demandas de los trabajadores, reconoció en un comunicado que “las acciones de los posteriores propietarios han tenido un impacto negativo en los exempleados de Alcoa” y les ofreció una “transacción global muy razonable” el ERE que se negaron a firmar en 2018: 60 días por año trabajado y 100.000 euros


Pero la situación ahora no es la misma que hace cuatro años y no hay esperanzas de que ninguna empresa compre las dos plantas, por lo menos de momento. Moskowich lo reconoce así: “Ningunha empresa vai comprar a fábrica”. La Xunta había afirmado que existen posibles compradores, pero los trabajadores esperan que aparezcan una vez la empresa entre en concurso de acreedores. Por eso piden que el Gobierno facilite una bolsa de empleo para recolocar a tantos trabajadores como sea posible. 

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