
En los últimos tiempos Halloween ha tomado el inicio del otoño previo a la celebración del Día de todos los Santos, como una especie de fiesta de transición entre el verano y la Navidad. Poco después llegó su versión galaica con la celta fiesta de Samaín. Pero en la comarca de As Mariñas hay una tradición que se mantiene pese al boom de Halloween y Samaín: los zonchos.
Lo mantienen a flote, entre otros, los vecinos de Meirás, en Sada, que cada año se reúnen para celebrar su Festa dos Zonchos en una jornada que une a mayores y pequeños, la calma de las charlas y los divertidos juegos, los dulces y las castañas, por supuesto.
Lo volvieron a repetir este sábado en el bajo de la casa vecinal, donde los más pequeños de la parroquia fueron los encargados de construir estos singulares collares.
Porque, ¿qué son los zonchos? Los zonchos son, simplemente, castañas cocidas, hervidas en agua con nébeda (o néboda) y sal. Esta hierba, que tiene como toques a anís y menta, le confiere un característico sabor a las castañas, que las hace tan apetitosas como su habitual forma asada al fuego. Con ellas cocinadas llega el momento de darles forma de collar, una tradición que se remonta mucho tiempo atrás y que antes se llevaba a cabo el 1 de noviembre.

Entonces, los niños salían con su collar de castañas al cuello ofreciendo los zonchos a sus vecinos. Cada una de esas castañas comida simboliza la liberación de un alma.
"Has de cantar, que che hei de dar zonchos; has de cantar, que che hei de dar moitos", se puede leer en los 'Cantares Gallegos' de Rosalía de Castro.

Y mientras los más pequeños de Meirás se afanaban en enhebrar sus agujas para crear los collares, sus mayores departían con generando un ambiente de unión generacional en la que se mezclaron castañas, gominolas y disfraces de brujas, zombies y fantasmas. Porque los zonchos de los vecinos de Meirás saben agarrarse a la tradición mientras liberan almas rumbo a Samaín y Halloween.

