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Cambre

El café de O Temple donde jugar a ser Jimi Hendrix

Santiago Dávila, dueño del café Septiembre en O Temple
Santiago Dávila, dueño del café Septiembre en O Temple
Quintana

Santiago Dávila ha convertido su bar, el café Septiembre (O Temple), en un espacio donde la música es protagonista y ha puesto a disposición de sus clientes una buena colección de instrumentos para tocar. "Tenía alguna guitarra decorando el local, entre ellas la mía, y como aquí paran muchos músicos tanto de la zona como de Coruña, siempre se traían instrumentos, y se les ocurrió ir incorporando cada vez más", explica el hostelero, que siempre ha tratado de dar un aire cultural a su negocio.

Los viernes y, especialmente, los sábados por la noche, se suelen montar 'jam sessions' en el Septiembre, aunque no es raro ver a alguien tocando una guitarra "a cualquier hora". "Hay quien en vez de jugar a los dados, leer el periódico u otra cosa se pone a ensayar", dice Dávila, quien hace recuento de 'piezas' en su 'museo': tres guitarras acústicas, tres eléctricas, una española, un bajo, un ukelele, un cajón y un violín -"este último aún no hemos encontrado quien lo toque", añade-. "Hay que sacarlos a pasear, si no se estropean", apunta.

Los clientes reciben "muy bien" esta iniciativa: "Tengo una variedad amplia de clientes pero nunca nos han protestado porque hacemos ruido, al contrario, muchos piden que suenen canciones o conectan sus móviles al hilo del bar y ponen su música", cuenta Santiago Dávila, quien indica que una escena habitual de su bar es ver "a señoras tomando el café con música de fondo de AC/DC, Metallica, etc. Ya están habituadas al rock o al heavy y a veces también hacemos un repaso a música de los 50 o los 60, que les recuerda a su juventud".

Queremos reactivar el tema cultural en Cambre y fomentar la música en directoSantiago Dávila

Lo más bonito, cuenta, "es que se junta gente que toca muy bien con amateurs y se ve una fusión de lo más agradable, todos ayudándose unos a otros". Dávila se incorpora cuando puede a los conciertos improvisados. "La clientela, como te digo, es encantadora. Normalmente yo me pongo a tocar cuando estoy más libre pero a veces esperan en la barra sin meterme prisa, para que les atienda cuando acabe la canción", dice este hostelero de O Temple que en 2026 celebrará los diez años de su local.

Para esta efeméride tiene en mente poder repetir el concierto que se organizó hace poco en su café para homenajear a uno de sus clientes fallecidos, también músico -y cuya guitarra luce en el local pero es la única que no puede tocarse-. "Queremos reactivar el tema cultural en el ayuntamiento y fomentar la música en directo. Tengo algún cliente de Irlanda o Escocia que no entiende cómo no tenemos más actuaciones en los bares, igual que ocurre allí, si somos pueblos tan parecidos culturalmente", manifiesta Dávila, quien reconoce que "hay horas en que la música puede molestar a los vecinos pero hay otras en las que no". "La música es imprescindible para poder vivir", concluye.