
Los Eurogames 112 nacieron este año como una especie de Juegos Olímpicos para empleados públicos –principalmente policías y bomberos, pero también sanitarios– y la arteixana Noelia Gómez, guardia civil de 28 años, brilló con tres medallas de oro en natación –50 metros braza, 100 estilos y 100 crol–.
Forma parte del Club Natación Arteixo desde siempre. Jugaba sobre seguro.
Sí, yo me apunté por probar en el que mejor se me daba (risas). Igual el año que viene me apunto a algo más, a la carrera a pie o ciclismo, porque también hago triatlón, pero va a ser en Francia y hay que mirar disponibilidad.
¿Cuándo sacó su plaza?
En enero de 2024 ingresé en la Academia, no llevo casi nada. Mi primer destino, para las 40 semanas de prácticas, fue Arteixo. Justo mañana [por hoy, jueves] me incorporo a mi nuevo destino en un pueblo de Madrid, porque este año no había ninguna plaza en Galicia. Mi idea es hacer carrera aquí hasta que pueda volver, o no, nunca se sabe.
¿Por qué eligió ser guardia civil?
Vengo de una familia de guardias civiles y cuando lo vives desde dentro ya solo quieres estar ahí también. Es una profesión que siempre he admirado muchísimo.
¿Qué le ha dejado huella de estas prácticas en Arteixo?
Aunque no puedo contar mucho, me sorprendió para mal la cantidad de víctimas de violencia de género que hay allí, creo que es el Puesto con más incidencias de este tipo en esa zona. Yo soy de aquí y nunca me imaginé tener un índice tan alto en eso, o el volumen de venta de droga en el municipio, que se combate constantemente. En el último año, de hecho, se desarticuló el clan de la Mora, que llevaban detrás de él mis compañeros mucho tiempo. Este trabajo nunca para.
Lo mejor de este trabajo es empatizar con las personas y ayudarlas
¿Qué espera del nuevo destino?
Dicen que se asemeja bastante a Arteixo con respecto al tipo de diligencias, así que espero seguir aprendiendo mucho. Agradezco a mis compañeros lo que me enseñaron y en especial a mi ‘caimán’, que es como llamamos al veterano que nos ‘apadrina’.
Lo mejor y lo peor de su oficio.
Lo mejor, el trato con el ciudadano, el empatizar con las personas y ayudarlas, y lo peor, las cosas que nos vemos obligados a ver: niños desamparados, personas muy afectadas por la droga, etcétera.


