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A Coruña

Cajas fuertes secretas, cámaras inexpugnables y pasadizos: los secretos del Banco Pastor de A Coruña

Los sistemas de seguridad de otro tiempo y el celo de los directivos de antaño mantienen intacta su mística

El patio de operaciones, donde se asienta el Work Café del Santander, está dominado por el lucernario original  | Quintana
El patio de operaciones, donde se asienta el Work Café del Santander, está dominado por el lucernario original | Quintana
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Sucede con la arquitectura de una determinada época o estilo algo así como con el cine clásico y sus actores: por mucho que nos empeñemos en invertir en vanguardia, alcanzar el glamour y la capacidad de atracción de antaño es todo un desafío para la creación. Hoy, un siglo después de abrir sus puertas (lo hizo para el público el 9 de noviembre de 1925), el edificio del Banco Pastor de A Coruña, propiedad de la Fundación Barrié, que a su vez se lo alquila al Santander, es capaz de fascinar de un modo muy similar y mantiene intacta esa mística, de tal modo que la capacidad para asombrar a un coruñés de 1925 y a otro de 2025 se mantienen casi invariables. Y eso, en una época en la que sorprender cotiza muy alto y en la que parece que lo hemos visto todo, es toda una declaración de patrimonio.

Vamos a escudriñar los secretos e historias de película que subyacen bajo el día a día de un banco del siglo XXI que todavía guarda mucho de los gloriosos años 20 de la centuria pasada, y lo haremos de la mano del arquitecto técnico Elías de la Puente, trabajador del Banco de Santander y la persona que más sabe del centenario inmueble.

Entre las muchas virtudes de convertir en rutina del día a día el pasear por el centro de A Coruña está el cruzarse con una joya arquitectónica cuya fachada merecería detenerse al menos unos segundos en cada uno de esos trayectos. Por ejemplo, para buscar la firma de los arquitectos, Tenreiro y Estellés, o de Escudero, el cantero, quien por cierto aprovechó la materia prima que le brindaba el barrio de Elviña. Estilísticamente, si un visitante americano o uno británico cerrasen los ojos apareciesen en pleno Cantón Grande, sentirían como si les hubieran construido un pedazo de su casa en pleno centro de A Coruña. Y es que el estilo de la Escuela de Chicago o de los bancos ingleses del XIX que pueblan la City de Londres rezuma cada por cada uno de los cuatro costados de su fachada.

Clasicismo

Conviene no olvidar esa constante referencia a Chicago, los años 20 y los bancos, porque no es descarado afirmar que el Banco Pastor de A Coruña hubiera vuelto loco y obsesionado al mismísimo John Dillinger, el atracador más famoso, elegante y atemporal de la historia del cine. Muchos de los edificios en los que cometió sus fechorías, todas ellas en la llamada ciudad de los vientos, guardan una cierta similitud, tanto exterior como interior. Por ejemplo, First National Bank East de Chicago. Además, tal y como reiteraremos más adelante, el Banco Pastor y su cámara acorazada se mantienen inexpugnables y, tras un siglo de historia, no han sufrido ni un susto.

Una de las farolas originales, diseñadas por el autor vasco Lertxundi
Una de las farolas originales, diseñadas por el autor vasco Lertxundi
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Tocamos madera y seguimos con una sensación propia del ‘Ministerio del tiempo’: los abrazos constantes entre la modernidad y el clasicismo, puesto este último al servicio de los tiempos. Apenas sin haber traspasado el umbral de la puerta principal es difícil elegir entre las lámparas originales del exterior, diseñadas por Lertxundi, o uno de los relojes primigenios, sincronizados entre ellos desde el primer minuto de funcionamiento del banco.

El patio de operaciones, con su mezcla de elementos clásicos y vanguardistas hasta su adecuación al Work Café del Santander, conecta directamente con el Royal Exchange londinense, ahora convertido en un lujoso café de Fortnum&Mason. De hecho, en ambos casos cuesta elegir qué elemento es más fascinante para la vista: si las cajas clásicas con sus barrotes y su numeración o el lucernario original, en el que se representan las ocho grandes ciudades de Galicia (posteriormente se añadirían, en la reforma de 1964, símbolos del zodiaco).

Consejo de Ministros

La antigua sala del consejo del banco se ha rebautizado como la de fundadores o la de firmas. Aunque no existen documentos oficiales al respecto, cuenta la leyenda que incluso acogió en su día un Consejo de Ministros. “De hace mucho, mucho tiempo, pero no se ha encontrado nada al respecto”, comenta el arquitecto técnico Elías de la Puente.

La sala del consejo, una de las joyas del interior del Pastor
La sala del consejo, una de las joyas del interior del Pastor
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Imaginen una estancia a medio camino entre el Titanic y la mansión victoriana, evidentemente sin que el tiempo haya pasado. Una gran mesa central y una decena de sillas, con predominancia de la madera, se sitúa a pie de cantón. Presiden la sala los retratos de los fundadores del banco, además de un reconocimiento del Centro Gallego de Buenos Aires a la labor de Ricardo Pastor. Además de justificar una visita per se, la sala podría ser escenario de película y no es difícil imaginarse la solemnidad de una reunión de ilustres del primer cuarto de siglo. El camino de vuelta hacia el patio de operaciones se realiza sobre mármoles italianos, tanto de Carrara como de Siena.

Tablón de cotización

Un cuarto de siglo lleva detenido en el tiempo el tablón de cotización, situado en una esquina del actual Work Café. Quienes tengan conciencia del paso de la peseta al euro recordarán que, en la mayoría de los bancos, el cambio de divisa se mostraba a diario en displays electrónicos. En este caso no eran las divisas, sino el valor en bolsa de las principales empresas del país.

El antiguo tablón de cotización, con el nombre de compañías ya extintas
El antiguo tablón de cotización, con el nombre de compañías ya extintas
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El efecto 2000, así como la llegada del euro, acabaron con su funcionalidad, ya que no se podía cambiar la numeración. Sin embargo, lo más llamativo de todo es comprobar cómo, en apenas 25 años, las constructoras, bancos o grandes almacenes que dominaban entonces el tejido económico ya no existen como tal.

Las cajas fuertes

La cultura popular ha unido de manera indivisible los bancos y las cajas fuertes. La mística del qué habrá al otro lado, siempre favorecida por elucubraciones más o menos fundadas, también existe en la intrahistoria del Banco Pastor.

De hecho, a lo largo de la visita y los diferentes puntos de su recorrido histórico es posible encontrarse con elementos originales que salvaguardaban las grandes pertenencias de hace un siglo. Una de esas cajas originales se encuentra en el hall principal, en el patio de operaciones. Al igual que el resto de elementos vinculados a la seguridad más extrema lleva el sello de seguridad alemana, ya sea en Berlín o Hamburgo.

La caja fuerte aparecida en uno de los despachos presidenciales
La caja fuerte aparecida en uno de los despachos presidenciales
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Sin embargo, todavía más propio de la ciencia ficción y todo un caldo de cultivo para esas teorías guionizables es la forma en la que, durante el lavado de cara de hace cinco años, han ido apareciendo diversas cajas en las salas de trabajo, además de en la vivienda de Pedro Barrié de la Maza, en este caso también en un compartimento secreto y tapiado. En los antiguos despachos del presidente y vicepresidente del banco, escondida en plena fachada del edificio, apareció una caja fuerte con las llaves puestas. No se encontró nada dentro.

La cámara acorazada

El espacio favorito de cualquier aficionado a las novelas o al cine negro lo representa la cámara acorazada o la bajada a las cajas de alquiler, donde prácticamente todos los elementos son originales. Es el punto donde más se evidencia la forma de octaedro que presenta toda la construcción.

La puerta de entrada a la cámara acorazada
La puerta de entrada a la cámara acorazada
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Tiene una estructura de hormigón, con una galería para el trabajo del vigilante, que por otra parte siempre iba armado. Aunque los diseños originales se realizaron en Ohio, las puertas fueron realizadas con tecnología alemana. Jamás se registró un incidente. El valiente que lo intentase debía superar una estructura de hormigón, una losa enorme del mismo material, todo ello sellado por otro muro de hormigón, además de al vigilante armado. Hoy en día no ha perdido ni un ápice de su magia, por más que se haya convertido en una sala para eventos, en la que todavía es posible ver las cajas originales y el joyero (accionado por un sistema de poleas) el único espacio absolutamente privado de todo el banco.

La gatera

Un pequeño espacio muy poco habitual une las dos cámaras acorazadas o de cajas de alquiler. Se denomina la gatera y en realidad se asemeja mucho al espacio por el que los gatos acceden a las viviendas en las películas americanas.

La gatera es escape
La gatera es escape
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Se trata en realidad de una vía de escape, en caso de que la puerta acorazada cumpla en exceso su función. A través de esa gatera, el vigilante puede arrastrar a quien se haya quedado atrapado.

La cúpula

Décadas de permisividad con el tabaco habían conseguido apagar las luces de la imponente vidriera y la cúpula que conecta la estancia principal con los antiguos despachos y la bajada a la cámara acorazada. La fecha de la fundación del banco, 1776, y la de la apertura del Pastor, 1925, se funden en una alegoría del descubrimiento de América.

La cúpula, con una alegoría del descubrimiento de América
La cúpula, con una alegoría del descubrimiento de América
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El proceso de reconstrucción volvió a dotar de vida al espacio, en el que conviven monstruos marinos y referencias al continente americano.

Los berberechos

Decir que en las vigas que sostienen la solemnidad del Banco Pastor hay berberechos puede sonar a chiste. Nada más lejos de la realidad. Y están en plena mesa del consejo actual del banco.

La actual sala del consejo
La actual sala del consejo
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Una de las vigas contiene la concha del molusco, que se coló debido a la utilización de arena de playa en la construcción de las mismas. Han quedado como un guiño a los materiales usados antiguamente.

La vivienda

Inicialmente fue la casa de Ricardo Pastor, aunque durante la mayor parte de su permanencia, la vivienda de 864 metros cuadrados que da a los jardines de Méndez Núñez y que ahora funciona como banca privada del Santander albergó el hogar de Pedro Barrié de la Maza y la Condesa de Fenosa.

Una de las estancias de la vivienda
Una de las estancias de la vivienda
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El impresionante proceso de restauración ha recuperado un patrimonio que comienza incluso en los suelos, ya que cada habitación de la casa presenta un piso diferente a la anterior. Llama poderosamente la atención el baño, que supone todo un viaje en el tiempo, con elementos de aseo centenarios y una bañera que parece todo un objeto de colección.

El museo

Finalmente, por extraño que pueda parecer, una recopilación de elementos históricos de un banco es también un testimonio de una parte vital de cada generación: desde las antiguas cartillas de sociedades ya extintas a las primeras TPV, ordenadores y demás máquinas que hicieron más sencilla la gestión de nuestros ahorros.

La máquina conocida como 'La Millonaria'
La máquina conocida como 'La Millonaria'
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Destacan sobremanera el disco duro de IBM, que en su día fue el más caro del mundo en relación capacidad-precio, así como ‘La Millonaria’, una máquina de 1895, bilbaína de creación, que era en realidad una calculadora financiera.