El Paseo Marítimo de A Coruña pierde sus raíles a la altura de la Torre de Hércules
El Ayuntamiento opta habitualmente por soterrar las antiguas vías por el alto coste que supone retirarlas

Como cualquier infraestructura una vez perdida su función, los raíles del tranvía han pasado a convertirse en una molestia. Los coruñeses ya no se acuerdan de cuándo vieron por última vez circular aquel vehículo, muy vistoso pero poco práctico (fue hace 14 años). Sin embargo, maldicen cada vez que patinan sobre las vías que permanecen en la calzada, generando peligro de accidentes. En su día, la alcaldesa manifestó que resultaría demasiado caro arrancar los kilómetros de raíles que recorren el Paseo Marítimo, así que normalmente se opta por soterrarlos aprovechando cualquier reforma o arreglo. Sin embargo, en el caso de la rotonda de acceso a la Torre de Hércules, se ha optado por arrancarlos. En el fondo, se trata del viejo dilema de la tirita: tirar de ella de golpe o poco a poco. O simplemente, esperar a que se caiga.
A finales de septiembre comenzaron las obras de adecuación de esta rotonda donde se va a incorporar un aparcamiento nuevo justo en el lugar que ocupaban los raíles. Las nuevas plazas se situarán en batería en uno de los laterales de la rotonda, y sumarán 30. Para conseguirlo, se está eliminando el islote peatonal que servía de apeadero para el tranvía. Según explicó la concejala de Movilidad, Noemí Díaz, “igual que noutros treitos do paseo, os raís fóronse soterrando ou retirando para evitar riscos de seguridade viaria”.
Se conservan todavía más de cinco kilómetros de esta infraestructura a pesar del riesgo para la circulación
Sin embargo, el soterramiento es el método favorito, precisamente por su bajo coste. En cuanto a convertir los viejos raíles en aparcamiento, no es algo nuevo. El primero en ponerlo en marcha fue el Gobierno de Xulio Ferreiro, que se limitó a pintar sobre los raíles. Pero el Gobierno de Inés Rey, imitando esta política, ha creado este mismo año 76 plazas de aparcamiento en el Paseo a la altura de As Lagoas, reasfaltando el carril.
Desde 2020
En otros casos fue más original, cuando soterró el tramo que discurre frente a las playas para convertirlo en un carril para corredores. Aquello ocurrió durante la pandemia, en 2020, cuando resultaba mucho más fácil actuar en la vía pública. Fue el tramo más grande de raíles en modificarse, junto con el de Os Pelamios, donde se reformaron 1,5 kilómetros hace ya más de un año, puesto que los trabajos se terminaron en junio del año pasado, después de un considerable retraso. Poco después se retiraron otros 700 metros, en septiembre de ese mismo año, aprovechando el asfaltado desde Adormideras hasta la Ciudad Deportiva Arsenio Iglesias.
A día de hoy se estima que permanecen cerca de 5,5 kilómetros de raíles, después de que se hayan retirado otros tantos. Algunos, además, como en la zona de As Ánimas, se encuentran en puntos donde el asfalto está muy deteriorado y necesitado de una urgente reparación.
A este paso, quizá se tarde todavía un decenio en eliminar las vías por completo. Cuando ocurra, será otro hito más que añadir a la que fue una de las ideas más audaces de los socialistas en A Coruña, junto con su inicio, en 1997, y su fin definitivo, en 2011, tras un aparatoso descarrilamiento. Fue un gobierno del PP, el de Carlos Negreira, el que dictaminó su retirada, alegando que era inseguro (no fue el único descarrilamiento que se registró), pero le tocó a la propia Rey, en 2020, anunciar la jubilación definitiva de esta atracción turística.
En las obras que se están llevando a cabo en la rotonda de la Torre no solo se están eliminando los raíles, sino también el apeadero que servía de plataforma en los años de uso del tranvía. De esta manera, desaparece otro vestigio de esta infraestructura obsoleta, aunque solo en uno de los laterales de la rotonda. En los próximos días se procederá al reasfaltado, luego a la señalización horizontal y al pintado.



