Paniculatas, claveles, rosas y crisantemos: las floristerías 'visten' los cementerios en A Coruña

Las visitas a los cementerios se suceden estos días de cara a la festividad de Todos los Santos, donde cada año se honra a los que ya no están y se les recuerda con cariño (y con flores).
Las floristerías estos días trabajan sin descanso para que todos los encargos lleguen a tiempo. Hay personas que se adelantan al día 1 para ir a los camposantos para dejar todo listo y que los colores y olores de las flores inunden todo, mientras que otras, en cambio, prefieren ir el propio día para limpiar la lápida y dejar su ramo.
Sea como fuere, las tiendas de flores se llenan estos días de gente que busca 'el ramo perfecto'. Paniculatas, claveles, rosas y crisantemos son las más solicitadas, aunque con el paso de los años, a algunas personas les gusta innovar. "Las personas apuestan por otro tipo de flores: proteas u orquídeas, por lo que así se abre más el abanico de posibilidades", aseguran desde Calo, una de las tiendas que se sitúan cerca del cementerio de San Amaro. Sin embargo, desde A lonxa das flores, puntualizan que estos días suele ser más "sota, caballo y rey", que la gente cuando suele innovar es en fechas como San Valentín o el Día de la Madre.
En cuanto a la inversión, desde Floristería Fina aseguran que la media está entre 25 y 30 euros, en cuanto a ramos se refiere. Además, desde esta tienda situada en la calle de la Torre, creen que se perdió mucho la tradición, debido a las incineraciones, "ya no es la misma tradición". Algo con lo que A lonxa das flores no concuerda del todo, ya que han vivido en Madrid y Alicante también y opinan que en A Coruña "esta costumbre tiene mucho arraigo".
"Ver que alguien se emociona con tu trabajo es lo más maravilloso del mundo. Es lo que te da fuerzas para seguir"
Gracias a esa tradición anual, los clientes son conscientes del gran trabajo que hacen estos días los floristas de toda la ciudad y son muy generosos con ellos. Desde bizcochos hasta caldo han recibido en Arte Floral Calo a lo largo de los años. "En una ocasión, una señora se enteró de que no habíamos cenado y se levantó a las cuatro de la mañana para hacernos una tortilla", aseguran. Una recompensa que no alcanza la gratitud que reflejan muchos clientes al ir a recoger sus ramos. "Ver que alguien se emociona con tu trabajo es lo más maravilloso del mundo. Es lo que te da fuerzas para seguir", agradecen desde Calo.

