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Coruña Insólita

La silla ‘modelo Cervigón’ que se esconde en la cafetería La Dársena

Aunque la fábrica cerró sus puertas hace ya más de cincuenta años, aún quedan algunos rincones en A Coruña en donde se guardan muebles con pedigrí de aquella factoría

Silla de Ricardo Cervigón Guerra en La Dársena
La silla de Ricardo Cervigón, en el interior de La Dársena
Javier Alborés

Si de sillas famosas se trata, a cualquiera le vienen a la mente modelos como Panton, Barcelona, de Mies van der Rohe, o Wassily, de Marcel Breuer. Son nombres propios de muebles que encumbraron a sus diseñadores y que hacen que cualquier habitación gane enteros. En una de las cafeterías más antiguas de la ciudad, La Dársena, hay una silla que merecería también su nombre propio, puesto que es un ‘modelo Cervigón’, procedente de una fábrica que hace ya más de cincuenta años que cerró sus puertas.

La familia Cervigón empezó en el negocio de la madera allá por el siglo XIX pero, a partir de los años veinte del siglo XX, sus productos pasarían a convertirse en sinónimo de lujo. Cualquiera que quisiera decorar su casa con buen gusto en A Coruña, sabía que tenía que recurrir a sus muebles.

Fábrica en Socorro, 20

Los orígenes de la compañía, según la investigadora Isabel Barro, están en la fábrica de clavos de hierro y puntas de París que gestionaban los hermanos Eduardo Marcelino y Esteban Cervigón en la calle Socorro, justo detrás del dispensario antituberculoso o casa de Sol.

La sociedad pasaría, a través de varias generaciones, por distintas denominaciones, Hijos de Eduardo M. Cervigón e Hijos de Emilio Cervigón, hasta que, en 1947, se liquida y Emilio y Ricardo retoman la actividad en los años cincuenta. Este último, conseguiría cierto éxito gracias a la diversificación pero un incendio, el segundo en la historia de la compañía (el otro fue en 1928), acabaría definitivamente con la fábrica de Cervigón en el año 1971.

María Pita y teatro Rosalía

El nombre de Cervigón está íntimamente ligado a muebles representativos de la identidad coruñesa. Por ejemplo, los del salón de sesiones del ayuntamiento, además de otros muchos muebles que hay en las dependencias de Alcaldía y en otros rincones del palacio municipal, o las butacas del teatro Rosalía.

Los muebles art decó de la factoría, diseñados como mandaban los cánones establecidos en la Exposición de Artes Decorativas de París de 1925, decoraban las casas de los coruñeses más adinerados.

Otras joyas

Hoy en día, quedan algunas joyas, en anticuarios y en casas donde supieron darles el valor que tenían, pero también hay un sitio en el que poder sentarse en una de las sillas que salieron de la fábrica de Cervigón. Es la cafetería La Dársena, ubicada en la zona de O Parrote, un espacio del que hay referencias ya en 1944. Es uno de los lugares preferidos por la belleza de sus rincones por instagramers, fotógrafos como Vari Caramés o Pedro Puig e, incluso, para rodar anuncios como el último ‘Vivamos como galegos’ de Gadis.

La silla de madera de Cervigón es la única de su especie en la cafetería, aunque, según explica Jorge Espasandín (representante de la tercera generación familiar al frente del local), hay otros muebles antiguos como las mesas octogonales que ocupan el lugar privilegiado bajo los enormes ventanales que dan al Paseo y que se conservan desde la apertura. Lo mismo sucede con los asientos que acompañan a estos veladores, a los que se ha cambiado el tapizado pero siguen teniendo la misma estructura.

La silla de Cervigón es uno de los tesoros de La Dársena, junto con los espejos de detrás de la barra o los suelos, renovados a imagen y semejanza del hidráulico original. Si hay suerte y está libre, es una oportunidad única, nunca mejor dicho, para sentarse sobre un trozo de historia de la ciudad.

Plaquita de Ricardo Cervigón Guerra en la silla de La Dársena
Placa que identifica al fabricante
Javier Alborés