Policía Local y Bomberos intervienen en la polémica comunidad del 137 de la ronda de Outeiro

La Policía Local y los Bomberos de A Coruña se presentaron este lunes por la mañana en el 137 de la Ronda de Outeiro, una comunidad conocida por los problemas que genera en cuanto a peleas y otro tipo de incidentes. Los funcionarios de Servicio Sociales, Medio Ambiente y Urbanismo realizaron un examen del edificio y comprobar si cumple las ordenanzas. Según el Ayuntamiento, la respuesta es negativa: hay infracciones de seguridad y sanidad, aunque el edificio no se encuentra en un estado ruinoso.

En el lugar está también la concejala de Seguridad Ciudadana Montserrat Paz, el jefe de la Policía Local, José Manuel Rico, el director del área de Seguridad Ciudadana, Carlos García Touriñán, y varias unidades de Policía Local y Nacional, que han cortado un carril en dirección salida.
Las autoridades acuden rutinariamente a este punto de la Ronda de Outeiro siempre en respuesta a problemas de convivencia como peleas y otros incidentes. Durante años, el dueño de este inmueble se ha dedicado a alquilar habitaciones a individuos en riesgo de exclusión social o directamente marginados, muchos de ellos recién salidos de la prisión de Teixeiro.
Para maximizar sus beneficios, llega a haber desde tres o cuatro hasta siete habitaciones en algunos pisos, sin cocina, únicamente con un microondas y un cuarto de baño. Esto genera inevitables problemas de convivencia, que degeneran en disputas que los vecinos están hartos de escuchar a través del patio de luces, y que a veces acaban en violencia. Hace un par de semanas, un hombre fue apuñalado en el brazo por un compañero de piso, que le causó una lesión aunque no de carácter muy grave.
Por si fuera poco, los propios residentes reconocen que en algunas de las viviendas se trapichea, lo que provoca el inevitable trasiego de toxicómanos. Las escaleras están sucias, llenos de envoltorios y latas vacías de cerveza, igual que el patio interior, donde arrojan a menudo la basura los propios residentes. También hay alguna que otra pintada en la pared: “Los mallos 15007, X dinero baila el perro”. La propia puerta está destrozada, y los cristales rotos. La falta de mantenimiento resulta evidente a simple vista.
Enrique, uno de los vecinos de la zona, señaló que hay "mal comportamiento, gritos y peleas" en el edificio. "La gente que entra deja todo tirado", explica y asegura que hay "menudeo de droga" en algunos pisos.
Según su testimonio, el dueño alquila por habitaciones y en cada piso hay tres o cuatro cuartos, pero no hay cocina. "Cada habitación es para una persona o pareja. Prácticamente no convivimos, porque no hay ni una cocina, sí un cuarto con una lavadora, un grifo y un microondas", afirma.
Enrique vive en el primer piso, en el que no hay menudeo, pero reconoce que la "convivencia no es fácil por la gente que viene". "Se oye en el patio peleas y gritos. A mí me tiran bastante porquería y tenemos que estar siempre barriendo".
Por el momento, no habrá cierre ni desalojo, como seguramente les gustaría a los vecinos. Pero la presión sobre el dueño quizá ayude a cambiar las cosas poco a poco. Según los propios inquilinos, pagan 280 euros al mes. Al tratarse de cinco pisos con dos viviendas cada uno, a unos tres o cuatro inquilinos por piso, el edificio arroja una cifra de 11.200


