A Coruña disfruta de los pedacitos de la carrera de un Antonio Orozco en plenitud
Más de 7.000 personas comprobaron el excelente momento del músico catalán, que no se dejó ni un hit

Caminar por los senderos de la vida de Antonio Orozco es exactamente el objetivo de una gira que llevó al músico a prácticamente llenar el Coliseum de A Coruña. Más de 7.000 personas acompañaron a uno de los artistas españoles más importantes del siglo XXI, y que en pleno 2025 vive el que probablemente sea el momento de mayor plenitud de su carrera.
Es difícil juzgar al juez, toda vez que por su criterio pasaron durante años decenas de aspirantes a cantantes profesionales. Sin embargo, desde el criterio más mundano todo pareció rozar la perfección. Incluso la puntualidad con la que apareció sobre el escenario. Desde la grada fue testigo de lo bien que se organizan eventos masivos en la ciudad Rafael Louzán, presidente de la Federación Española de Fútbol. Ejercieron de anfitriones el concejal de Cultura y Turismo, Gonzalo Castro,y el de Deportes, Manuel Vázquez.
Enfundado el solemne negro, solo roto por unas hombreras ‘michaeljacksianas’ en oro brillante, Orozco eligió ‘El tiempo no es oro’ para presentarse. Él mismo lo define como el mejor trabajo de su carrera, y lo cierto es que la solemnidad de la percusión le brinda una cierta épica y grandilocuencia perfecta para una apertura. “Buenas noches, A Coruña. Boas noites, Galicia. El tiempo es el regalo más bonito que podían hacernos”, apuntó.
A pesar de que cantó mucho más de lo que habló, la emoción que transmitió el recital no solo estuvo en las letras. También en las interacciones y guiños entre el cantante y sus fieles. Hubo espacio incluso para la reverencia, con beso al suelo incluido.

Sobresalió en la traca inicial ‘Ya lo sabes’, con un epílogo de brazos en alto y coros que recordó notablemente al ‘Hey Jude’. Cabe la ‘caña’ y el desenfado en la rumba romántica y el pop de desamor.
Lo que sucedió con ‘Devuélveme a la vida’, la canción que catapultó a Orozco al estrellato a comienzo de siglo, le confirió la condición de himno generacional. El primer minuto lo asumió el público, que enmudeció al autor hasta el punto que se puso de rodillas para dar las gracias por el momento. Cuando le tocó a él defender la canción volvió a mostrar que canta mucho mejor que en aquel 2001.
Bajó ligeramente la intensidad el camino hacia ‘Lo inevitable’, precisamente por haber elegido tamaña metralla para encender la mecha. “Todos arriba”, pidió el protagonista de la noche. Seguramente, hoy en día el índice de aceptación de un tema u otro se mide en kilovatios, o en contaminación lumínica de móviles encendidos. Y las baterías descansaron casi hasta la recta final.
Es curioso cómo, contra lo que viene siendo habitual, ningún tema tuvo presentación, introducción o glosa previa. Fue una sesión continua, perfectamente ejecutada por una banda de seis músicos.
“Te como a bicos (sic)” advirtió Antonio Orozco en un momento de comunión con un público que acabaría por desmelenarse completamente con una sola frase: “Fue la verde luz…”. Y los cinco o seis minutos siguientes despedazaron la resistencia a emocionarse del más distante. Sin embargo, ‘Estoy hecho de pedacitos de ti’ aún tuvo un prólogo que alargó hasta las los 100 minutos un recital más que notable de todo un coach.
Por cierto, quizás ese interludio con el ‘Seven nation Army’ de The White Stripes, o “somos campeones del mundo”, fue un guiño a la sede coruñesa del Mundial 2030.

en un momento de la actuación del cantante hubo un percance en el que por un posible golpe de calor, una persona tuvo que ser evacuada.
Un emocionado Antonio Orozco dijo que Galicia lo “acogió” y lo “recogió”. Y añadió: “No me voy a ir de Galicia en toda mi vida”. Antes de anunciar que se va a empadronar en Sada

