El hostelero de María Pita que gastó 25.000 euros en su terraza hace nueve meses
El Alma fue uno de los últimos en llegar a la zona y reformó completamente el exterior; ahora da ese dinero por perdido y pide que las instituciones no le obliguen a parar

Detrás de todo gran cambio existen por el camino pequeñas historias en las que los protagonistas reivindican atención y empatía. Y es que la velocidad con la que el Ayuntamiento quiere tramitar tanto la nueva normativa de terrazas como el modelo que debe regir el aspecto de las mismas en la plaza de María Pita han encendido las luces de alarma entre algunos empresarios del entorno. Unos piden más información (la tendrán el próximo martes en otra reunión con el Gobierno municipal) y otros minimizar el impacto de los cambios en cuestión. Y también de las pérdidas. Es el caso de Fadi Elías, propietario del Alma, quien desembolsó 25.000 euros en renovar, mejorar y restaurar una de las llamadas ‘peceras’ el pasado mes de enero. “Ese dinero ya lo damos por perdido”, lamenta.
Además de uno de los últimos establecimientos en iniciar su aventura frente al palacio municipal, el Alma es difícil de clasificar. Detrás de la propuesta están hasta cuatro familias que hacen del restaurante una Torre de Babel: un sueco, un libanés y dos matrimonios coruñeses. La carta tiene un poco de cada, precisamente lo que atrae a sus clientes. Eso, y el poder mirar María Pita desde un balcón privilegiado. Con una obra en un horizonte seguramente no muy lejano, la propiedad teme por la viabilidad del proyecto. “Si van a cambiar todo y poner una cristalera significa una obra grande, y yo no puedo trabajar sin la terraza”, asevera el empresario, que cree que la solución pasa por una bolsa de ayudas o una indemnización. “Somos cuatro familias comiendo de esto”, agrega.
No es el único hostelero que acababa de realizar una inversión, aunque otros prefieren mantenerse en el anonimato por prudencia. Además, en la constante rotación de bajos que vive la ciudad también se encontraba María Pita, que había despertado el interés de empresarios locales y foráneos. De momento, y a la espera de cómo evoluciona la cuestión de la reforma, han preferido parar las negociaciones.
Imperativo
La realidad dice que la concesión de las terrazas de María Pita expiró hace casi tres años, por lo que encontrar una solución era en realidad una obligación del Gobierno local. No obstante, durante todo este tiempo, y para poder trabajar con normalidad, los propietarios de la decena de bares, coctelerías y restaurantes de la zona han seguido invirtiendo y pagando sus cuotas.
De hecho, en el caso del Alma cifran en 4.000 euros el recibo anual por el derecho a poder trabajar con terraza. Y es que, a pesar de que la concesión estaba caducada, las cuotas han seguido subiendo. La Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería cifró hace unos meses en más del 120 por ciento los casos más extremos.
Tampoco resulta barato mantener las ‘peceras’ a flote. Según Pablo Breen, propietario de The Breen’s Tavern, el mantenimiento medio estaba entre los 500 de un toldo y los 3.000 euros que cuesta arreglar la parte superior, dependiendo del año y los desperfectos en cuestión. “Hemos tenido que hacer mantenimientos constantes, porque las cornisas se deterioraban mucho, además de los azulejos”, explica.
Las terrazas de María Pita son una cuestión aparte dentro de la redacción de una nueva normativa que está completando el Gobierno local. La intención es que estén operativas en el mes de enero. Las primeras previsiones apuntaron incluso a antes de navidades para disfrutar junto al mercado temático del nuevo aspecto de la plaza. No obstante, no se había contemplado un aspecto a mayores: el proceso de retirada de las estructuras que han ocupado la plaza durante más de dos décadas y que ya, en el año 2009, se estimaba en 14.000 euros por pieza. Por todo ello, además de llevarlo a pleno, el Ayuntamiento deberá incluirlo en los presupuestos de 2026.





