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A Coruña

La Farmacia Villar, una historia de casi 200 años en la calle Real

El local histórico quedó vacío en 2019, con el traslado al bajo de al lado, que había sido el Bazar de Pepe

Interior de la Farmacia Villar en 2004
Interior de la Farmacia Villar en 2004
Archivo El Ideal Gallego

Hablar de la historia de la Farmacia Villar es hablar del negocio más antiguo del que hay registro en la ciudad de A Coruña. Apenas a dos años de llegar a los doscientos, que cumplirá en 2027, la botica sigue gozando de buena salud, aunque desde 2019 está ubicada en el local de al lado, el número 84, en donde se encontraba el Bazar de Pepe. En realidad, hubo tres ubicaciones diferentes, puesto que a finales del siglo XIX, mientras realizaban obras en el inmueble, estuvo en la acera de enfrente, donde hoy está el Banco Etcheverría

La historia de la farmacia comienza en 1802, en Betanzos, con la primera de las generaciones Villar. Ese año viene al mundo José Villar Vázquez quien, 27 años después, conseguirá convertirse en boticario y abrirá su negocio en la calle Real que, por entonces, no era tan céntrica como ahora, ya que el cogollo estaba en la Ciudad Vieja. 

José Villar Vázquez, fundador de la Farmacia Villar
José Villar Vázquez, fundador de la botica de la calle Real
Farmacia Villar

El negocio funcionaba bien y José Villar pudo adquirir el local en propiedad y comprar también el bajo de la parte de atrás, que da a la calle de los Olmos, donde está a día de hoy la Droguería Villar. Su retrato, así como el título que acredita sus estudios, se guardan como un tesoro en la actual farmacia. 

Exterior de madera

El inmueble tal y como lo conocemos ahora fue reformado por la tercera generación de farmacéuticos, José Villar Martelo, quien se hace cargo del negocio en 1894. La normativa marcaba que en el bajo estuviera la botica y, en el primer piso, la vivienda del boticario, así que inician una reforma que supuso el primer traslado del negocio, aunque tampoco se fueron muy lejos: atendían desde la acera de enfrente, en el local que hoy en día ocupa el Banco Etcheverría. 

En aquella reforma se introdujeron algunas señales características que han continuado hasta nuestros días. El suelo del vestíbulo era de mármol blanco y pizarra negra, en cuadrados de 40×40, semejantes al suelo de la iglesia de San Andrés, tal y como explica la web de la propia Farmacia Villar. La fachada era de piedra pero se forró de madera, que es tal y como se conserva actualmente.

Epidemia de cólera

A lo largo de estos casi 200 años de vida, la farmacia ha formado parte de la vida de los coruñeses, que conocían el bajo casi como el salón de su casa. En todo ese tiempo y en ese establecimiento, hay numerosas historias. Como la de la epidemia de cólera de 1854, que diezmó en torno al diez por ciento de la población. 

En aquellos momentos, Juan Villar es el primero en arrimar el hombro para ayudar a sus conciudadanos y entrega de forma gratuita medicamentos a las instituciones benéficas hasta tal punto que casi quiebra su negocio.

Agua corriente

Con la reforma de finales del siglo XIX, se hizo un pozo en la parte de atrás de la farmacia, lo que permitía que fuera una de las primeras casas de la ciudad que tenía agua corriente. El sistema de bombeo mandaba el agua a dos depósitos en el tejado y, por efecto de la gravedad, llegaba a las dependencias de la casa. 

Una báscula centenaria

En 1921, Juan Villar, miembro de la cuarta generación, acude por indicación de su padre a la Exposición Universal de Londres. Allí compra una báscula que lleva funcionando desde entonces en la farmacia sin que haya sido necesario repararla.