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A Coruña

Antonio Couceiro | “Nada es comparable a ser presidente del Deportivo, fue una experiencia extraordinaria”

Doda Vázquez
04/10/2025 23:30
Antonio Couceiro
Antonio Couceiro
Patricia G. Fraga

Presidente del Deportivo, de la Autoridad Portuaria, de la Cámara de Comercio, director general de Coca-Cola o conselleiro de Industria son solo algunos de los puestos que ha ocupado a lo largo de su vida profesional Antonio Couceiro (A Coruña, 1955). El reto más complicado, asegura, fue el de liderar el club blanquiazul aunque, de cuando estaba en el Puerto, recuerda con especial satisfacción haber conservado los pesqueros en La Marina y la escultura en homenaje a las rederas.

¿Cuál es el primer recuerdo que tiene si piensa en A Coruña?

Juan Flórez, pero adoquinado, frente al colegio de las Josefinas, las Pepas. Nací encima de la papelería La Regional, con su olor a tinta, los ruidos de la imprenta y el traqueteo de las máquinas. Y, si lo ligo con el colegio, con los Dominicos, al que fui con tres años (al cumplir en diciembre...), me acuerdo de la clase de caligrafía y de hacer palotes para la señorita Manolita. Que, por cierto, algún compañero que me encontré hace muy poco me dijo que la había visto y que se conserva maravillosamente.

¿Qué tal estudiante era?

De notable y sobresaliente. En la carrera solo saqué una matrícula, en Filosofía, en sexto curso. Cuando se daban aquellos diplomas, me solían dar el de conducta y aplicación. Era un buen estudiante y tenía un buen comportamiento.

¿Y qué hacía, dónde jugaba con sus amigos?

En la plaza de Vigo, que es donde aprendí a jugar al fútbol. No solo con amigos, también quiero resaltar a mis primos, porque en el segundo piso de casa vivían los hijos del hermano mayor de mi padre, otros en la plaza de Vigo y otros dos calles más allá. Los que éramos de la edad no solo fuimos primos, sino también compañeros y amigos de pandilla.

“Nací en un Juan Flórez adoquinado, encima de la papelería La Regional, con su olor a tinta, los ruidos de la imprenta y el traqueteo de las máquinas”

¿Y qué jugaban?

Al fútbol y al brilé y a la Mariola, que era lo que nos permitía jugar con las niñas. Debía de ser que no éramos demasiado brutos.

Por eso ha elegido la plaza de Vigo para hacer la foto...

Era muy diferente, permitía que una madre pudiera estar tranquilamente con sus niños y que unos brutos como nosotros jugásemos al fútbol. Y luego estaba el cine Equitativa, con aquellas sesiones continuas. Recuerdo con cariño a Chousa, el acomodador, que era también el que tocaba la trompeta en Riazor cuando había que animar. Y no me olvido de Mely, donde comprábamos las palomitas y las golosinas.

¿En qué momento surge su vocación de ingeniero?

Fue mi padre, que un día se le ocurrió regalarme, un juego que era Exin Block y luego Exin Castillos. Me entusiasmé con aquello y me dediqué a construir. Además, era creativo porque no me dedicaba a hacer solo los modelos que venían en los catálogos, sino que hacía la Giralda, un zigurat... Mi primera vocación fue la de arquitecto, pero el hijo de Isaac Díaz Pardo había tardado un montón de años en aprobar el dibujo artístico y era un verdadero artista. Y yo dije: “Si Isaac tarda cuatro años en aprobar, yo no apruebo en la vida”. Entonces me derivé hacia la ingeniería que, al fin y al cabo, era también construcción.

Pero, al final, no trabajó demasiado como ingeniero...

Más de lo que parece, porque yo hice la especialización de Urbanismo y Transportes y mi primer trabajo fue de director técnico de una empresa de construcción metálica, haciendo cálculo de estructuras. El segundo que fue Xestur Coruña, gestión urbanística de La Coruña. Luego estuve cuatro años en el Instituto Gallego de la Vivienda y luego ya de conselleiro de Industria y Comercio era algo más amplio. Pero luego fui tres años presidente del Puerto de La Coruña, que está en el ámbito de la logística y los transportes, así que puede parecer que no pero, en realidad, tuvo mucho que ver.

Ha sido muchas cosas: conselleiro, presidente del Dépor, del Puerto, director general de Coca-Cola, presidente de la Cámara de Comercio... Le queda abad de la Colegiata y poco más.

Eso mismo me decía un amigo mío muy gracioso. La verdad es que ha sido un privilegio y, sobre todo, con la ilusión de aportar. Siempre que he afrontado una responsabilidad ha sido con la idea de añadir valor y hacerlo lo mejor posible.

“Mi primera vocación fue la de arquitecto pero si el hijo de Isaac Díaz Pardo había tardado un montón de años en aprobar el dibujo artístico, yo no iba a aprobar en la vida”

¿Hay más patadas en el fútbol o en la política?

Morales en la política y físicas, en el fútbol (risas). Son muy distintos. La responsabilidad de presidente del Deportivo es quizás la más compleja que yo he asumido, porque tienes que conjugar lo emocional con lo racional. Y es todo o nada. El primer año, tuvimos que confeccionar una plantilla para el ascenso al mismo tiempo que hacíamos un ERE, que era el segundo del fútbol español, y casi lo conseguimos. Fue una experiencia extraordinaria, no hay nada comparable a ser presidente del Deportivo. Y, desde el punto de vista de la notoriedad, te paraban los niños por la calle para hacerse selfis.

Además de la plaza de Vigo, ¿qué otros rincones de la ciudad pisa?

El jardín de San Carlos, está muy ligado a la familia de mi padre, que nació en la calle Tabernas. Es un rincón cargado de historia y tiene un encanto especial.

¿De qué presume como coruñés?

Estoy convencido de que La Coruña es la mejor ciudad del mundo para vivir. ¿Falta un poquito de sol? Bueno, puedes ir a buscarlo. Es una ciudad muy equilibrada, en el sentido económico, y con una conciencia liberal extraordinaria. La Coruña se ha caracterizado por la buena relación entre las instituciones, cosa que no ocurre en otras ciudades. El hecho de poner siempre el interés de la ciudad y los coruñeses por encima es algo que hay que destacar y luego, la transformación económica impresionante con el fenómeno Inditex.

¿Qué echa de menos cuando no está aquí?

A mí me gusta vivir La Coruña. Solemos pasear todos los días hasta llegar a La Marina y ahí enlazo con algo muy bonito, que acabamos de inaugurar, que es el Club Cámara Noroeste y creo que es un equipamiento extraordinario para la ciudad.

Si tuviera una máquina del tiempo, ¿a qué época de la ciudad le gustaría ir?

La llegada de la Segunda República. El padre de mi padre era teniente coronel de Estado Mayor. Era un intelectual, que hablaba inglés, alemán, francés, tocaba el violín... Mi abuelo fue de los convencidos de que la llegada de la República iba a arreglar todos los problemas para España. Desgraciadamente, no fue así y su evolución fue paralela a la de otros insignes intelectuales. Es una figura que me atrae mucho y me habría gustado vivir aquel momento.

PREGUNTAS CASCARILLEIRAS

 ¿Churros de Bonilla o churros del Timón?

Los dos. Es que me gustan los dos... Quizá un poco más Bonilla, porque es donde celebrábamos las comuniones, pero los del Timón están a la altura.

¿Méndez Núñez o monte de San Pedro?

Méndez Núñez, especialmente la Rosaleda. La recuerdo de pequeño y está preciosa en primavera.

¿Calle de la Estrella o de la Barrera?

Calle de la Estrella. Quizá porque me queda un poquito más cerca de donde vivía. No desmerece absolutamente pero me gusta más por proximidad y por haberla disfrutado más. En otros tiempos, las distancias eran diferentes. Desde casa a la Estrella era muy cerca y hasta la Barrera era el doble.

Suelo preguntar si beben agua de Emalcsa o embotellada pero habiendo sido consejero de Emalcsa...

Fui consejero de Emalcsa y bebo indistintamente. Además, puedo acreditar que está entre las aguas de más calidad de España.

Y bebe Coca-Cola también.

También no, bebo mucha Coca-Cola. Normalmente, como con Coca-Cola. Y ya desde jovencito. Y cuando tienes la vida profesional intensa y necesitas cafeína, es imprescindible. Un amigo mío dice que Occidente es lo que es gracias a la cafeína y yo puedo decir que yo no sería el mismo sin la cafeína de la Coca-Cola.

¿Playa de Riazor o playa del Orzán?

Riazor. Cuando éramos pequeños nos llevaban y el Orzán era muy peligrosa, no podías dejar a un niño por allí y Riazor tiene esa parte final, cuando baja la marea, que casi es una piscinita.

¿Suele recorrer la ciudad andando o motorizado?

A pie. Es que me queda todo a cinco minutos...

Si le pregunto qué bus le lleva a su casa...

No lo sabría. Hace muchos años que no me monto en un autobús, pero he tenido el privilegio de que todo me quedaba a cinco minutos: el Deportivo, en la plaza de Pontevedra; la Cámara de Comercio, en Durán Loriga y ahora La Marina; el Instituto Tecnológico de Galicia, frente al Pastor, donde está la fundación Barrié; la Autoridad Portuaria... Fueron diez años yendo y viniendo a Santiago, que no dejé de vivir en Coruña, pero aquí todo me quedaba a cinco minutos.

¿Es de helados tradicionales como los de la Colón o sabores más modernos como Bico de Xeado?

La Italiana, la Ibense y la Colón. Soy de mantecado, limón y tutifruti.

¿Verbena o concierto?

Ni una cosa ni la otra. Recuerdo haber ido a verbenas con 15 o 16 años y conciertos pocos. Fui al de Lionel Richie en el Coliseum, al de Juan Luis Guerra el año pasado... No soy un loco de los conciertos.

¿Carnaval o San Juan?

Me quedaría con San Juan, por el ambiente.

¿Dice más chorbo o neno?

De decir algo, neno, sobre todo, cuando hablaba con Lucas.