Cuando se instalaron las pantallas de hormigón en la ría para evitar las molestias que provocaban las ruidosas obras del dragado, los artistas del spray dieron unas semanas de margen antes de acribillarlas. Los muros lucieron temporalmente impolutos hasta que los grafitis comenzaron a aparecer y ahora sus autores han visto sus obras pasar a ser rompecabezas.

Dado que los módulos de cemento se van desplazando según los trabajos avanzan por el estuario, las pintadas se han movido y las habituales firmas o ‘taqueos’ ya no se pueden leer. La curiosa estampa de letras desordenadas llama la atención de los viandantes, que se afanan por descifrar las palabras o hallar las piezas del ‘tetris’ en diferentes zonas del paseo.

Trabajos a cualquier hora 

El proyecto de dragado de la ría de O Burgo contemplaba los problemas de contaminación acústica en el territorio, debido a que los trabajos se realizan a cualquier hora del día, y para minimizar daños se colocaron las barreras antirruido tanto en el lado de Culleredo como en el de Cambre.

La construcción de obras auxiliares y la carga y descarga de materiales, además del propio dragado, son las principales actividades que provocan ruido en el entorno. Las tareas llegaron hace meses también a Oleiros, en la zona de Santa Cristina.

El proyecto de regeneración de la ría, histórica demanda de alcaldes y vecinos del área metropolitana coruñesa, cuenta con un presupuesto de 32 millones de euros  del Ministerio para la Transición Ecológica y fondos europeos  Feder. Se estima que los trabajos puedan estar finalizados cuando remate este año o a comienzos de 2024.