Ni Spice Girls, ni Backstreet Boys ni el más reciente Justin Bieber. Las fans más fieles las tiene Isabel Pantoja, y aunque ayer no llegó a llenar el Palacio de la Ópera –algo que sí hizo en 2011, cuando incluso hubo que habilitar más zonas de las previstas en el Coliseo–, las que estaban se hicieron notar. “Las”, porque la inmensa mayoría fueron mujeres y casi todas de mediana edad, aunque entre el público también se veían a jóvenes entregadas como la que más, ataviadas con sus mejores galas e incluso preparadas con claveles que tirar a la tonadillera.
Antes de las ocho cientos de personas esperaban ya en el entorno del Palacio de la Ópera y tuvieron que aguardar una larga cola para entrar. Pese a ello, el concierto, de más de dos horas, empezó puntual, solo tres minutos después de las ocho y media. Dio comienzo con un vídeo con música en directo e imágenes de toda la carrera de “La Pantoja”. Tras seis minutos de recuerdos de juventud, los músicos rompieron el hielo con dos jóvenes coristas que cantaban el nombre de la artista.
Por fin, tras hacerse de rogar, salió una delgadísima Isabel Pantoja lo que provocó un sonoro aplauso del público, que se puso en pie para recibirla. La artista, con un largo vestido negro de flecos, comenzó el concierto con “Embrujá por tu querer”, pero lo más llamativo fue su saludo a la ciudad, un “viva A Coruña”, en el que la folclórica resaltó la “A” intencionadamente y a lo que sus seguidores respondieron con un “viva La Pantoja”.
Y es que si algo tiene la de Cantora son tablas. Sabe lo que su público espera de ella y se lo da, salvo el bis que se negó a cantar al final. Le gusta conversar con sus fans entre canción y canción, mientras recibe ramos de flores, e incluso les hace callar para escuchar a alguno en concreto: “Si hablamos todos no oigo a nadie”, llegaba a decir. Pero lo que más le gusta a la “reina”, como la llaman, es que la defiendan. “Digan lo que digan te queremos”, gritaban, y respondía: “Si usted está diciendo eso es porque ve la tele y no me vale. No debemos perder el tiempo viendo esas cosas, hay cosas más importantes en la vida, como la música, eso sí que es importante y educativo, así que callaros que voy a cantar”. Y daba paso entre risas a “Algo se muere en el alma”. Para terminar, apostó por varios villancicos que cantó acompañada de rocieros.