Consenso frente a un esperpento

Con las contradicciones y los desmentidos que últimamente caracterizan al PSOE, parece que esta vez sí va a primar el consenso con el Gobierno frente al texto de la Ley de Transitoriedad, calificada por la portavoz socialista Margarita Robles (magistrada) de “bodrio esperpéntico”. Y es que el apoyo que Pedro Sánchez trasladó el lunes a Mariano Rajoy se corresponde con la gravedad que el nivel de amenaza de los independentistas ha alcanzado. La estrategia de estos pasa, seguramente, por llevar al rojo vivo el clima político, esperando una respuesta desmesurada por parte del Estado que haga subir la temperatura en las calles. Pero Rajoy sabe que ese sería el último error que puede cometer en el enfrentamiento con Cataluña y no lo va a hacer.
Así, mientras Junqueras prepara el día después del “no referéndum”, buscando alianzas políticas que puedan sustituir al PDeCAT en un futuro gobierno presidido por él, la CUP obliga a forzar la máquina y protagonizan en exclusiva todos los actos de “ desconexión”.
Junqueras se reunió en secreto con Pablo Iglesias para sondearle sobre un acuerdo ERC, Podemos y Ada Colau, ante el cantado descalabro electoral que les auguran a los exconvergentes. Pero no conviene engañarse porque la habilidad para moverse en diez escenarios diferentes es uno de los signos de identidad del político republicano, capaz de ganarse a Soraya Sáenz de Santamaría, a Puigdemont, que anuncia que se retira después del 1 de octubre y quiere hacerlo con fuegos artificiales, o al mismo Pablo Iglesias, quien, llevado de su fatuidad característica, ya ha diagnosticado que los dirigentes de Podemos son la clase de políticos que gustan en Cataluña.
Volviendo a la CUP. Han conseguido que la famosa norma de transitoriedad jurídica y fundacional de la república se registre en el Parlament, pensada para que entre en vigor tras la celebración del referéndum y con un resultado positivo aunque sea por un solo voto de más. La descripción de “esperpento o bodrio”, así definida por juristas de reconocido prestigio, se debe a que en su articulado se contempla que el Poder Judicial dependerá de la Generalitat, al tiempo que se arrogarían las propiedades del Estado en Cataluña.
Tal desafuero, tal insulto a la democracia, ha llevado a los dirigentes de “Cataluña sí que es pot” a comparar la pretendida nueva constitución catalana con la aventura constituyente de Nicolás Maduro en Venezuela. No contentos con haberla registrado en el Parlament, los anticapitalistas de la CUP quieren que se apruebe la próxima semana en el pleno ordinario del 6 y 7 de septiembre, e incluso no descartan que, si hay dificultades, se apruebe como decreto- ley.
Ante este nuevo pulso no cabe más que la unidad de los demócratas. Que la ciudadanía de Cataluña que no quiere sumarse al “procés” sepa que los partidos que defienden la Constitución y la legalidad vigente no van a entrar a provocaciones pero no permitirán que se avasalle a los que quieren seguir juntos. Por eso Pedro Sánchez tiene que demostrar que el nuevo PSOE es un formación que defiende el estado de derecho frente a quien sea.

Consenso frente a un esperpento

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