¿Y usted dónde estaba el 23-F?

Me dice un colega que hoy es un viernes diferente. Me ofrece unas cuantas pistas y que piense un poco. Que me rompa el coco. Que vale la pena contarlo. Que es un día fascinante. Que es viernes, y que los viernes siempre dieron mucho de sí. Pero los tiros, nunca mejor dicho, no van por ahí. Y acabo tirándome al barro.
El 23-F de 1981, una frase se quedó para la historia: “¡Quieto todo el mundo!” que había pronunciado el teniente coronel Antonio Tejero cuando tuvo lugar el intento fallido de golpe de Estado en el Congreso de los Diputados. La tensión y el miedo se apoderó de toda España. El que más y el que menos, se había “ido” por los pantalones. Se decía que en cualquier momento te podían matar. Que España vivía un estado de excepción. Preguntaba qué era aquello pero nadie me daba respuestas.
¿Qué por dónde andaba yo? Estaba por la zona de Riazor. Acababa de jugar un partido de fútbol sala y no podía imaginarme la magnitud de lo que ocurría. Pasé un canguelo enorme. Toda la gente a la que nos encontrábamos por las calles, decía que nos fuésemos para casa y que no abriésemos a nadie. Que los militares estaban por todas partes con tanques y pistolas. Que tiraban a matar.
Recuerdo un miedo escénico inmenso durante el camino hacia casa. Desconfiábamos de todo lo que veíamos. Todo nos parecía sospechoso. Nos mirábamos unos a otros y el pensamiento era el mismo: “¿Me va a matar este tío?”. Risas, las justas y siempre con los compañeros de juego que estaban igual de asustados.
No fue un día fácil, sobre todo por la noche. La imaginación echaba a volar de una forma asombrosa aunque las pocas noticias que nos llegaban iban tranquilizando el ambiente. Hoy día, pasados tantos años, echamos la vista atrás y piensas que aquello era como una película del cine Hércules con final feliz. Hasta nos echamos unos chistes que no se pueden publicar porque es posible que las armas volviesen a tomar protagonismo. Y eso no lo quiere ni un servidor ni nadie.

¿Y usted dónde estaba el 23-F?

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