Se armó el belén

No hay paz en el Deportivo. La temporada, si nos fijamos en los resultados y otras situaciones extradeportivas que tienen relación con el club, nos llevan a un camino repleto de dudas con un final confuso. Esta semana arde todo lo que tiene relación con el club. El equipo la ha pifiado ante el Athletic en un choque donde los de casa hicieron mucho ruido pero poco más. La historia se repite. La realidad nos dice que en defensa somos unos benditos y que arriba, donde se ganan todas las batallas, necesitamos un montón de oportunidades para ver puerta.
Y ahí seguimos en el furgón de cola a la espera de encontrar soluciones. Para tranquilidad de unos pocos, también nos hemos despedido de la Copa. Era lo previsto y lo más lógico tras el ridículo de Riazor ante una UD Las Palmas que milagrosamente pasa ronda. Aquel bochornoso 1-4 hizo mucho daño en un choque donde la afición acabó reventando pidiendo la dimisión de Tino Fernández y calificando de mercenarios a los jugadores. Me pareció desproporcionada aquella reivindicación, pero hay que ponerse en el lugar de quienes van a Riazor con la idea de disfrutar y solo ven actitudes apáticas en días en los que no se puede evitar que unas veces llueva y otras esté nublado evitando con ello que las cosas se vean con más claridad.
Y para colmo volvió a armarse el belén. Arribas y Andone se pasaron de la raya y obligaron a Cristóbal Parralo a suspender una sesión de trabajo antes de viajar a las islas. Un problema gordo para el técnico y para un consejo de administración donde, dicho sea de paso, abundan los halcones y existe una ausencia total de palomas. Así las cosas, se barrunta una decisión salomónica que no dañe la imagen del club. Pero ojo. Andone y Arribas no podrán mantener por mucho tiempo una situación que para ellos es caótica. Cristóbal apenas cuenta con el rumano y al defensa madrileño (al que se coloca en el Pumas mexicano) lo tiene prácticamente olvidado. Esta sí sería la tormenta perfecta.

Se armó el belén

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