EL PIROPO ESTÁ EN ENTREDICHO

Me llama la atención que el piropo se haya puesto en entredicho. En este lío tan español, a la expolítica Cristina Almeida le molesta. No lo ve correcto. Lo considera machismo. Incluso lo entiende como un insulto a la mujer. La extremeña vería con buenos ojos que se erradicasen los piropos. Intuyo que a esta mujer se le ha olvidado ya su etapa de juventud. Cuando el amor era una locura.
Las cosas bonitas siempre han gustado a las mujeres. Y a los hombres. Pero todo eso se ha perdido. Hablo de este tema con tres jovencitas y dos abuelas, Rosa y Ángeles. Y no están de acuerdo con Almeida. “No me extraña su reacción. No hay más que mirar para ella”, ironiza una de las abuelas. A la otra, Rosa, “le encantaba” que los chicos la mimaran o le hiciesen la pelota. “Los que más me gustaban eran los de los albañiles. Pasar por delante de una obra era un subidón”.
En cuanto a la juventud, Amalia, Bea y Pili son tres veinteañeras que no “descartan” nada. Sonríen con cada piropo que reciben. Incluso me aseguran que en más de una ocasión, ponen “colorados” a más de un chico. La primera de ellas, no da crédito a lo manifestado por la expolítica: “Como mujer lo puedo entender. Es posible que ella en sus tiempos lo haya pasado mal, pero no es mi caso. Hoy en día la juventud es muy sana”.
Su compañera Bea va más allá y entiende que a la mujer “le gusta el piropo elegante” y reconoce que es una pena “que se haya perdido esa costumbre”. Señala que los jóvenes “se cortan” más que los mayores. “Algunos son halagadores y con chispa norteña, como mi padre que enamoró a mi madre con piropos y serenatas”.
Para Pili, “hay que cultivar el piropo. La señora Almeida y todas las personas que hablan negativamente de esto, que no sean tan ñoñas. Soy mujer y el piropo lo acepto como un cumplido”. La miro, la escucho y, lentamente, sus labios que muestran una positividad envidiable, se dilatan en una sonrisa. A lo que hay que llamar la atención es al regreso del piropo romántico. Ocurre que cuando se sube al andamio se pierde un poquito de romanticismo. Es cierto. Son los desubicados que caen en la ordinariez, dejando claro, me dicen, que en este país cada vez hay más mujeres que se atreven a piropear a hombres cayendo en la misma característica de vulgaridad. Será la igualdad.

EL PIROPO ESTÁ EN ENTREDICHO

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