Un intruso en el fútbol

Me he reído mucho viendo el primer partido de Copa del Rey entre el Barcelona y el Atlético de Madrid. Mejores los últimos 45 minutos, en los que el Barça le puso más intención, mientras que el Atlético, en su línea, mostró su juego “intenso”, como se llaman ahora “su fútbol”.
Gracias a un colega, el partido no se me hizo eterno. El fútbol no solo no le va ni le viene, sino que lo odia. De ahí mi sorpresa cuando lo veo ante la “caja tonta” observando con inusitado interés lo que hacen culés y colchoneros. Le hago saber mi sorpresa por su presencia. “No tengo nada qué hacer y me aconsejaron que viniera a ver al Atlético, no al Barcelona”. Me quedo sorprendido por su respuesta. Y lógicamente, le pregunto por qué razón al Atlético. “Es que dan mucha cera, tienen auténticos artistas de la parodia y del circo, son muy provocadores... hacen de todo menos jugar al fútbol. Y aquí estoy”. No lo puedo comprender. Pero ¿quién te contó todo esto? le pregunto: “No puedo revelar mis fuentes”, se cachondea de un servidor y lo dejo por imposible.
Los de Simeone se marcharon de Barcelona con una eliminatoria donde todavía todo es posible, aunque en el lado rojiblanco se demostró, una vez más, que le cuesta tanto hacer goles como si fuera un parto con dolor. Tampoco el Barcelona, que fue mejor, estuvo a un gran nivel. Messi sigue siendo el rey de una plantilla en la que a Neymar y Luis Suárez les sobran piscinazos. La ventaja catalana es tan mínima que sólo le permite saborear la segunda victoria seguida sobre un Atlético al que no pudo vencer en seis partidos el año que le echó de Europa y le birló la Liga. Es más. Las experiencias en el Calderón, de un tiempo a esta parte, auguran una noche de sufrimiento.
Sin embargo, siendo generoso con el cuadro del Camp Nou, Luis Enrique parece haber encontrado la tecla del éxito. Y a Simeone se le acumulan los problemas. Es como si hubiese perdido la brújula. Lo de hacer goles sigue siendo una quimera. Y para eliminar a Messi y compañía tendrá que volver a reinventarse. El juego del Atlético es excesivamente defensivo, excesivamente brusco y excesivamente teatrero y provocador. Pero tienen un ángel que les protege. En Barcelona, sus “especialistas” estuvieron exentos de “detalles” ante el Barça. El desenlace de la función queda pendiente de cierre.

Un intruso en el fútbol

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