Un final con futuro en el Emilia Pardo Bazán

Llega la hora de decir adiós. O posiblemente, un hasta siempre. Han pasado dos años y en el colegio Emilia Pardo Bazán se refleja en la fusión y el trabajo “De mamas & de papas” donde todo es posible en un día con hijos y alumnos. En su habitual “despacho”, donde se cocinaban ideas y proyectos, han aparcado sus obligaciones y preocupaciones personales por una labor a “pachas”, a veces ingrata, y en otras, donde se premia y reconoce el esfuerzo y talento de quienes se implican en un ámbito social que tiene como finalidad una polivalencia eficaz con el único fin de afrontar distintos roles que hagan de este Centro de Estudios una referencia en la educación coruñesa.  
Les hablo del ANPA del colegio de infantil y primaria Emilia Pardo Bazán, donde allá por el 2013 una apasionada, solidaria e ilusionada Lucía Rodríguez y un grupo de padres se embarcaron en la siempre difícil tarea de luchar por una enseñanza más positiva, llena de posibilidades y realidades en un centro escaso de recursos, con grandes proyectos donde los niñ@s son siempre los indiscutibles protagonistas. En sus inicios, y pese a su inexperiencia lógica en este tipo de cometidos, Lucía y su equipo aprendieron rápido y su batalla no tardó en dar sus frutos. Ahí está la ampliación del centro, producto de siete años de lucha, prórrogas, burocracia, demoras y, cómo no, de anteriores compañeros que también hicieron posible esta realidad.
Lucía y sus chic@s entienden que llegó el momento de dejar sitio a otros protagonistas dispuestos a ocupar su tiempo en organizar fiestas, comedor, actividades, atender sugerencias y también, algún que otro berrinche en un ambiente donde abundan más las luces que las sombras.
Lucía y sus colaboradores no regatean elogios a papás y mamás que estaban ahí cuando tenían algo que decir o algo que pedir. Gratitud por la atención recibida desde el centro. Desde Secretaría con Manuel y Antonio. Desde Conserjería con Marina, Chus y Agustín. Desde el servicio de limpieza con Marisol, a Horacio, Conchi y a todos los profesores que en medio de los pasillos les preguntaban y ayudaban a compartir experiencias. Y en especial, a José Manuel, con el que siempre fue un lujo trabajar, sin omitir su célebre frase que cuando la recuerda, Lucía no puede evitar sonreír: “¿Tienes cinco minutos?”. Ambos sabían que la reunión tenía hora de inicio pero con un final incierto. “Gracias de todos para todos”. Es la despedida emocionada de Lucía. Toca volver a reinventarse.

Un final con futuro en el Emilia Pardo Bazán

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