EL ESPERPENTO DE BELÉN ESTEBAN

Honestamente, pienso que Telecinco está acabando con el mito de Belén Esteban. Su participación en GH VIP está dañando severamente a la que en su día fue mujer del torero Jesulín y a la que por aquella época, Ángel Martín, conductor del programa de la Sexta “Sé lo que hicisteis”, definió como “la tía que se hizo famosa por tocarle la chorra a un torero”. Han pasado los años y Belén, sigue sobreviviendo a duras penas con numerosos altibajos en sus decisiones y sobre todo, por las consecuencias de su lenguaje y gestos chabacanos.
Tratar con ella no es fácil. Además de manipuladora, está muy acostumbrada a salirse siempre con la suya, no admitiendo jamás que nadie le lleve la contraria. Su paso por la casa de Guadalix se está convirtiendo en una pesadilla. A esta mujer, a sus 40 años, hay que hacerle ver la realidad. No se puede andar por el mundo en plan señorita Rottenmeier, amargada e intensamente impertinente, dictadora y soberbia.
La presencia de Olvido Hormigos en ese programa perturbó los nervios de la que en un principio era la princesa del pueblo y que ahora bautizan ya como la princesa del esperpento. Belén ha ido contemplando como, segundo a segundo, se desmoronaban una a una todas las normas que desde el inicio de este bodrio televisivo se había empeñado en imponer. La de San Blas, emocionalmente muy deteriorada, no debe olvidar que todo en la vida tiene un reverso.
Incluso su compañero de “Sálvame” Kiko Matamoros no tuvo pelos en la lengua al acusarla de “tirana” entendiendo que, con su ordinario y falso comportamiento, había perdido el norte. Lo que ya no tiene defensa fue jugar con su enfermedad. Fingir una baja de azúcar por su diabetes para llamar la atención y regodearse de sus compañeros me pareció inadmisible.
Telecinco la debió eliminar del concurso. Sin contemplaciones. Por mucho menos echaron a Los Chunguitos de esa casa. Convertida en una “choni”, con el pastón que tiene y el que le pagan en GH VIP (se habla de 65.000 euros semanales), bien podría utilizar algo de su tiempo libre en aprender ortografía. También podría aprender a comer y cerrar la boca. También debía mirarse al espejo de vez en cuando y dejar de criticar el cambio de imagen de la periodista gallega (nació en Santiago) Ángela Portero. Belén sigue meando fuera del tiesto. Y lo sabe. Pero es lo que quiere, o parece querer, T5. Ya lo dice ella: “A mí me la pela”.

EL ESPERPENTO DE BELÉN ESTEBAN

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