DICIEMBRE NOS CAMBIA EL HUMOR

Tener buenos vecinos no deja de ser un excelente salvoconducto durante todo el año. Un año más. Y ya van unos cuantos. Sobre todo cuando llega el mes de diciembre y parece que a todos nos cambia el humor. Diciembre nos descubre muchas cosas que durante el año parece que están escondidas o que, a veces, nos cuesta mostrar a los demás. Entre todas las amabilísimas personas de mi edificio, tengo una vecina muy especial y siempre dispuesta a arrimar el hombro. Recuerdo las pasadas navidades. cuando ella decía que el tiempo pasaba muy rápido y que cuando nos diésemos cuenta, las próximas, las que estamos a punto de celebrar, no tardarían en llegar. Y aquí están. La Navidad cada año se nos adelanta más y no es por el frio. Hace ya días que veo las luces colgadas por las calles y ello crea un clima calurosamente festivo y entrañable que siempre se agradece.
Son tiempos de sonrisas y lágrimas, de grandes comilonas, de regalos, de estar con los amigos, de poner buena cara en todo y para todo, de pensar en qué tipo de banquete navideño acabarás preparando. Hay quien se decanta por los platos más tradicionales y otros, los más sibaritas, los que disfrutan dándole la vuelta a la tortilla, que prefieren degustar la llamada comida moderna. Es algo así como tratar de cambiar la música respetando la letra, o simplemente de cambiar el ritmo y la instrumentación a melodías ya clásicas. Después están los que se preocupan de llevar a la mesa buenos vinos con la disculpa de siempre: “Una vez al año no pasa nada” y se acaba tirando la casa por la ventana.
Presumo de tener un buen grupo de amigos a los que nos gustan los vinos, aunque un servidor suele ser bastante comedido a la hora de bailar la copa y echar el trago. Sin embargo, en la sociedad consumista en que vivimos, esto no hace otra cosa que incentivar aún más el deseo de gastar, para así satisfacer una necesidad creada por las multinacionales, en un momento económico difícil para numerosas familias. Parece que a muchos se les olvida lo que es realmente el espíritu navideño. La Navidad es para estar con tus seres más cercanos, los que te quieren, y así aprovechar para desconectar del trabajo y responsabilidades. No para comprar compulsivamente, sin pensar que luego la famosa cuesta de enero se hará más dura. Es la otra cara de la moneda.

DICIEMBRE NOS CAMBIA EL HUMOR

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