A vueltas con el déficit

Hay que ser auténtico experto en la materia para no perderse en los tiras y aflojas que España y Bruselas se traen a propósito del déficit de nuestras Administraciones públicas.  De momento, lo que sí está claro es que el año pasado nos fuimos hasta el 5,1 por ciento del PIB; que durante los últimos ocho ejercicios  nuestro país ha incumplido los techos pactados con las autoridades comunitarias, y que el déficit público español presenta en el último quinquenio el peor comportamiento de la Unión Europea.  
En 2011 sólo superaban  nuestro  déficit Irlanda y Grecia, dos países intervenidos. En 2012 fue el mayor de los 28. En 2013 sólo nos sobrepasaban  Grecia y Eslovaquia. Y en 2015, únicamente Chipre. Que aun creciendo al 3, hayamos alcanzado en el último ejercicio  el mencionado 5,1 por ciento, es decir, nueve décimas por encima de lo convenido,  ha desatado las alarmas. Allí, por supuesto, y aquí, con sordina por aquello de los tiempos electorales en curso.
A pesar de todo, España ha logrado una cierta tregua. El  gran argumento del Gobierno en funciones es que en buena medida ha hecho los deberes y que en cuatro  años, desde el 11 por ciento en que lo dejó el zapaterismo se ha logrado reducir el déficit a la mitad. 
La UE dará al nuevo Ejecutivo la oportunidad  de evitar la correspondiente multa. Eso sí, no saldrá gratis porque, sea él el que sea, deberá comprometerse  con la nueva senda fiscal en principio marcada: 3,7 por ciento de déficit este año y 2,5 al siguiente. Salvo, claro, que consiga negociar otras condiciones quien en verdad  tome los mandos de la economía nacional pasado el 26 J. 
 De momento, Rajoy ha pospuesto para el segundo semestre del año una serie de nuevas medidas encaminadas a cumplir con el nuevo y más flexible techo de déficit. “Si fuesen necesarias”. Que  lo serán, dicen muchos. ¿En qué consistirían? Eso es ya otro cantar, aunque no resulta muy difícil adivinarlas. 
La eventual multa no sería pequeña: de hasta 2.200 millones de euros y suspensión de fondos europeos en el entorno de los 5.500 millones. Pero la verdad es que si la sanción llegara a materializarse  se estaría ante toda una novedad y excepción. Y es que, según un reciente informe del instituto alemán de estudios económicos IFO, desde la aprobación de los criterios de convergencia de Maastricht todos los socios comunitarios menos cinco han incumplido, sin estar en recesión, el límite del déficit hasta en 114 veces. 
En ningún caso se ha llegado a imponer sanción económica alguna. Por sólo cuatro de nuestro país, con once faltas no justificadas Francia viene siendo el país más incumplidor. Y no le ha pasado nada.

A vueltas con el déficit

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