TARDE Y MAL

Apenas se salva el apuntador. Todo ha sido un desastre en el golpe de mano dado contra la Federación Socialista Madrileña: tanto la intervención misma del secretario general del partido, Pedro Sánchez, por lo que de tardía ha tenido, como la expeditiva forma en la que se ha llevado a cabo, como el repuesto que se perfila, como el mantenimiento del candidato a la alcaldía de Madrid, como el aprovechamiento  que de una encuesta salida de sus propias cocinas ha hecho el periódico de cabecera del Partido Socialista. No hay por donde coger nada.
Que Tomás Gómez era un hombre más que cuestionado en las propias filas socialistas no admite dudas. Y que tenía todas las de perder en sus aspiraciones a presidir la Comunidad de Madrid lo venían reiterando sondeos y previsiones varias. Sin embargo, por mucho que se recuerde el oscuro horizonte penal que se le podría presentar a raíz del gravísimo asunto del tranvía de la localidad –Parla– de la que fue alcalde y pésimo gestor, parece más que razonable pensar que la razón de fondo de la destitución radica en su demostrada incapacidad para debilitar al Partido Popular y para frenar el avance de Podemos.
Tomás Gómez era un seguro para perder. Y a efectos electorales Madrid –se ha dicho siempre– marca tendencia y es como una especie de anticipo de las generales. Lo que sorprende, pues, es que ante tal más que probable descalabro electoral la dirección socialista no haya procedido a hacer las cosas antes en el tiempo y mejor en las formas. Tiempo ha tenido. Hacerlo como ha sucedido en vísperas electorales no hay quien lo entienda.
En clave electoral habrá que interpretar también el mantenimiento de Antonio M. Carmona como candidato a la alcaldía de Madrid, a pesar de su comparecencia solidaria junto con el ya destituido Tomás Gómez y sus sollozos conjuntos. Tras poner repetidas veces sus dos manos en el fuego a favor de éste, normal es que haya resultado abrasado. Pero como su posición en las encuestas, su peso político y su gancho electoral son otros, ahí seguirá.
Amplio respaldo a la destitución de Tomás Gómez. Así lo aseguraba en primera página el periódico de cabecera del Partido Socialista basándose en una encuesta exprés de su también empresa demoscópica de cabecera y a pesar de que hasta un cuarenta por ciento de los consultados se acogían a un lógico no sabe/no contesta.
Y digo lógico porque apenas habían pasado unas horas de los acontecimientos. Claro, que más sorprendentes eran las fulminantes conclusiones del sondeo en cuestión: en un plis plas, Sánchez se afianzaba y el PSOE subía al primer puesto en Madrid. ¡Y sin tener todavía candidato alternativo!

TARDE Y MAL

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