Reforma fiscal en el aire

Muy mucho me temo que al informe de la Comisión de expertos para la reforma del sistema tributario español –la llamada Comisión Lagares– le suceda lo mismo que a otros similares que en nuestro país han sido, como el informe del Consejo de Estado sobre la reforma constitucional (febrero, 2006) o el informe Abril (julio, 1991) sobre el sistema sanitario público, por sólo citar un par de ellos. 
Se trata de documentos minuciosos e impecables desde el punto de vista técnico, elaborados por expertos de reconocido prestigio y experiencia, pero cuya aplicación corre luego a cargo de los responsables políticos de turno. Y ahí radica su punto débil: en que su puesta en práctica se queda en no pocas ocasiones en agua de borrajas.
El informe de la Comisión Lagares lleva sobre sí la carga del calendario electoral que se avecina. Presentado estos días, va a funcionar de entrada como magnífico globo sonda para comprobar la reacción de los agentes políticos, económicos, sociales y, consecuentemente, de la opinión pública. Pero de hacer caso a la agenda de trabajo anunciada por el Gobierno, los consecuentes proyectos de ley de reforma del sistema tributario no serán enviados por el Ejecutivo a las Cortes Generales hasta un poco antes del verano. 
Es decir, que para entonces habrán pasado las elecciones europeas de mayo. Pero también para entonces estarán encima unas elecciones de mucha mayor relevancia interna, cuales serán las autonómicas y municipales de mediados de 2015. Y para entonces al Gobierno no le bastará, como hasta ahora, con desmarcarse en lo posible de las propuestas de la Comisión Lagares alegando que no se trata de un proyecto propio, sino que tendrá que haberse definido ya y tendrá que sostener un largo y tenso debate parlamentario en medio del inevitable guirigay electoral. 
Para mucho más tarde no lo podrá dejar, pues para finales del año que viene habrán de celebrarse las generales, si es que no se adelantan. Y en este enrarecido calendario que tantas decisiones políticas condiciona, ¿se atreverá el Gobierno a propugnar una serie de reformas necesarias, pero impopulares en un ámbito tan sensible para el ciudadano de a pie como es el tributario? No lo creo. 
Por eso digo que al informe de la Comisión Lagares no le auguro grandes éxitos en la aplicación que del mismo se haga. Y que le sucederá lo que a otros grandes documentos de expertos: que son tantos y tan diversos los ámbitos socieconómicos y territoriales a atender y tan apremiantes los intereses electorales en juego, que lo que inicialmente debiera ser una reforma integral, al final muy bien puede quedarse en una serie de parches y reformitas parciales que dejen los problemas de fondo sin resolver.

Reforma fiscal en el aire

Te puede interesar