Limitación de mandatos

Ciudadanos la ha cogido llorona con la limitación de mandatos al presidente del Gobierno. Cerró el curso parlamentario preveraniego con su propuesta de regulación de la gestación subrogada o vientres de alquiler y ha abierto el nuevo periodo de sesiones con otra proposición de ley, en esta ocasión para añadir un nuevo requisito de acceso al cargo: “No haberlo ostentado de manera continua durante ocho años, salvo que, desde el agotamiento del plazo, hubiese transcurrido otro de cuatro años”. Un poco lioso todo ello, pero así está redactado.
Por lo que parece, como las grandes reformas políticas y sociales que hacen cola en las mesas políticas y parlamentarias van para largo, Ciudadanos entretiene el tiempo con cuestiones menores, pero que le dan un cierto protagonismo y visibilidad mediática. No obstante, la verdad es que por mucho que intenten explicarlo, mucho sentido no se le ve a tal limitación de los mandatos presidenciales: dos legislaturas seguidas, ocho años, como mucho.
Albert Rivera y su partido proponen la medida dentro de un paquete de propuestas a favor de la regeneración democrática. Pero lo cierto es que esta garantiza más bien poco, por no decir nada. Mundo adelante, ejemplos hay para todos los gustos: desde largos mandatos ejemplares –caso de la señora Merkel, que va a por el cuarto– a presidencias cortas salpicadas de corrupción. Más aún, y como popularmente se dice, el país bien puede salir de Málaga para meterse en Malagón.
Desde otro punto de vista, tampoco está claro que, tal como pretende Ciudadanos, la iniciativa pueda incluirse en el ordenamiento jurídico mediante reforma de una ley ordinaria, no orgánica y obviando así la reforma constitucional. Pretender configurar la iniciativa como nuevo requisito de acceso a cargo público supondría –dicen no pocos especialistas– una auténtica limitación del derecho fundamental de participación política.
Al tiempo, no se sabe muy bien por qué la propuesta se limita al presidente del Gobierno y no está llamada a afectar también a presidentes autonómicos y alcaldes, que es de suponer puedan así mismo estar tentados de degeneración democrática a lo largo de sus respectivos mandatos. ¿Pretenderán, pues, en el fondo Rivera y Ciudadanos darle un empujón a Rajoy que dificulte o impida al hoy presidente del Gobierno optar como ha sugerido –“me encuentro con fuerzas”– a un tercer mandato? ¿Será una reforma con apellido y, en consecuencia, un atajo indebido para quitarse de encima al hoy presidente del Gobierno con quien no se entienden ni bien ni mal?
Así las cosas, la mejor forma de limitar los mandatos de Rajoy o a cualquier otro presidente es ganarlo en las urnas y que sea el electorado quien decida. Ningún español está obligado a volver a votarlos. Si lo siguieran haciendo, es porque ni desde dentro ni desde fuera surgieron candidatos más creíbles.

Limitación de mandatos

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