ENCUENTROS A LA INTEMPERIE

Hay encuentros políticos que precisan una cocina previa y que, por tanto, no pueden ser aceptados, convocados y  mucho menos celebrados a la intemperie. Esto es,  sin tener sondeado y atado con anterioridad que la reunión no va a terminar como el rosario de la aurora o sin resultados que merezcan la pena.  
En las grandes citas los altos mandatarios escenifican los acuerdos con la clásica foto de familia. Pero detrás de todo ello ha habido una trastienda de funcionarios y fontaneros que prepararon  papeles y convinieron principios de acuerdo.  Todo llega al acto final bastante amarrado.  Y si se prevé que no va a resultar así, la cita se aplaza sin mayores problemas.
    No pretendo equiparar situaciones. Pero al presidente Feijoo le hubiera venido más que bien haber hecho un poco lo mismo  antes de recibir el otro día al secretario general del PSdeG, Gómez Besteiro. Porque el fiasco resultante tiene en esta ocasión un triple  efecto negativo.
Por una parte, la pérdida de tiempo y energías que supone. Por otra y más relevante: el afianzamiento en la opinión pública de que, aun en estos tiempos de dificultades y escándalos, los partidos son incapaces de ponerse de acuerdo en cuestiones relevantes. Ya está el horno suficientemente caliente al respecto como para venir a avivarlo más.
Y si para el revuelo ciudadano todo ello no fuera suficiente, resulta que en lo poco en que Feijoo y Gómez Besteiro se pusieron de acuerdo fue en el reparto de puestos en diversas instituciones autonómicas. Casi cuatro horas de reunión para casi nada, salvo para visualizar que uno y otro dirigente político están manifiestamente lejos. Finalmente, no habrá que pasar por alto que en su frecuente simplismo la opinión pública no está para filigranas y mete a todos en el mismo saco, sin distinguir entre quien propone y quien rechaza; entre quien se sienta y quien se levanta de la mesa; entre quien al menos abre la cita con un papel en la mano y quien llega ya con la decisión de no acordar nada o lo pone tan difícil que cualquier acercamiento resulta imposible.
Ya se lo temía Feijoo días antes del encuentro.  Pero no porque a Gómez Besteiro le hayan dado órdenes desde Madrid. Hay cuestiones en que barones territoriales y cuadros del Partido Socialista no las necesitan. Tienen todos muy claro lo que han de hacer. Y esto de negar el pan y la sal a la derecha; de no darle el mínimo respiro es algo que les va en los genes. Por eso, no vale sentirse decepcionado por que las cosas hayan sido como se veían más que venir.

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