Discrepancias de matiz

No sé si clarificará mucho o poco el debate que hoy mantienen en la sede de Ferraz los tres candidatos a la secretaría general del Partido Socialista. Pero me temo que no lo hará en gran medida porque hay poco que clarificar. Las diferencias, al menos entre los dos mejor colocados, son de matiz.
Los tres han venido patrocinando una reforma en clave federal de la Constitución; dibujando un panorama idílico de la situación en Cataluña; abogando por la denuncia de los acuerdos con la Santa Sede y la eliminación de la asignatura de Religión; respaldando la derogación de la reforma laboral; propiciando el aborto como un derecho; calificando de irrenunciables las primarias en el seno del partido, y rechazando un pacto PP-PSOE a modo de gran coalición.
De hacer caso a lo que se dice, Pérez Tapias parece el desahuciado; el último de la terna. Pasa por ser el más situado a la izquierda, aunque personalmente me ha dado la impresión de ser quien mejor matiza sus posiciones. Y habida cuenta del radicalismo de buena parte de la militancia que el domingo se acercará a las urnas, puede constituir la sorpresa de la jornada.
A Madina le pierden su imagen, su clara derrota en la recogida de avales y su enfrentamiento o enemistad con el nuevo aparato del partido que ahora desde Sevilla maneja la presidente Susana Díaz, con su poderosa Federación andaluza cerrando filas. Juega, no obstante, a romper los pronósticos, sabedor de que avalar y votar son momentos distintos.
Pedro Sánchez, en fin, parece en principio el mejor colocado para hacerse el domingo que viene con las riendas del partido. Su “piquito de oro” le facilita mucho las cosas a la hora de explicarse y de salir por los cerros de Úbeda cuando la situación lo aconseja. Me recuerda a nuestro inefable José Ramón Gómez Besteiro, secretario general del socialismo gallego, por aquello del buen porte y los buenos modales, pero también por su escapismo ante los problemas.
No diré yo, como algunos, que lo más probable es que tanto en el debate de hoy como en la cita del domingo acabe imponiéndose el más guapo. Pero lo que sí me temo es que, aun ganando el más listo, el Partido Socialista va a continuar sin dar con el  líder que precisa. En primer lugar, porque los candidatos se muestran más aferrados a eslóganes y lugares comunes que empeñados en depurar y renovar programa y mensajes. Y en segundo término porque en los grandes temas de la política española siguen titubeando y autocontradiciéndose. Por eso me temo que Mariano Rajoy va a seguir sin poder contar con un Partido Socialista fiable  en esta hora de grandes cambios en el horizonte.

Discrepancias de matiz

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