Desmarcados

Con su decisión de declinar “de momento” la oferta de optar a la Presidencia del Gobierno Rajoy ha dejado desmarcado a todo el mundo. Pero así habrá sucedido en mayor medida con el jefe del Estado. No sólo no contaba con ello, sino que parece haberle gustado poco.  El comunicado oficial de Zarzuela al respecto así lo deja traslucir, habida cuenta de que la escueta nota de la Casa del Rey no se ajusta a lo que el representante popular planteó a Felipe VI: “No renuncio a nada; no acepto ahora, pero mantengo la candidatura a la Presidencia del Gobierno”. 
Por otra parte, al jefe del Estado se le plantea una delicada papeleta de cara a la nueva propuesta que habrá de hacer. ¿Volverá a proponer dentro de unos días a Rajoy, cuando más que probablemente éste seguirá sin tener los apoyos suficientes? ¿O con el ofrecimiento alternativo a Pedro Sánchez terminará posibilitando un Gobierno de PSOE-Podemos y nacionalistas varios que tanto puede afectar a la propia institución monárquica y que tantos recelos dentro y fuera suscita? ¿Tiene algún otro margen de maniobra?
Con su sorpresivo “me voy, pero me quedo” Rajoy mata varios pájaros de un tiro: gana tiempo, recupera la iniciativa política, pone en un enorme aprieto al PSOE, desmiente a quienes le venían reprochando incluso dentro del PP falta de actitud y de un plan B, y pilla con el pie cambiado a Pedro Sánchez.  
El vuelco producido en el escenario político perjudica, en efecto, de forma notable al PSOE. Empezando por los plazos. En la dirección socialista se contaba con mes y medio de negociación para amarrar los ya esbozados acuerdos con Podemos y socios varios, mientras se producían los dos intentos y fracasos del presidente del PP. 
Todo ello se ha venido abajo. Si no hay nuevas sorpresas, muy probablemente Sánchez habrá de ser el primero que pase el examen parlamentario y no verá cumplido su fervoroso deseo de despedir a Rajoy con una postrera moción de censura en el caso de que éste hubiese ido por delante. 
Y lo que es peor: la forma en que Pablo Iglesias dinamitó el acuerdo con Sánchez a punto de fraguar, adelantándose y presentándose como el gran salvador de la operación, ha irritado sobremanera a los pesos pesados del socialismo, hasta el punto de que los consensos serán harto difíciles de recomponer. Y si ya estaban revueltas las aguas dentro del PSOE, con esta “humillación” recibida por parte del líder de Podemos la reunión prevista del comité federal puede resultar más que turbulenta. 
Es lo que, por otra parte, Rajoy espera: que el propio partido saque a Sánchez de la circulación para, con un nuevo tiempo por delante, poner el contador a cero.

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