DEBERES NO CUMPLIDOS

No eligió buen momento el presidente Feijoo para su conferencia del lunes pasado en el Círculo de Economía, de Barcelona. Jugaba si no en campo hostil, sí en campo contrario y aún estaban más que frescas las urnas ilegales que como setas habían surgido el día anterior.
Tal vez por eso tuvo que hacer una faena de aliño: recalcar el carácter ilegal del simulacro de referéndum celebrado y lanzar a renglón seguido un mensaje de concordia echando mano de los sobados lugares comunes de los muros y los puentes, levantados y rotos como habían quedado por una de las partes.
El titular de la Xunta quiso ser tan complaciente que evocó como ejemplo de tolerancia la figura de un Miquel Roca que hoy –creo– no es el de ayer. Y a tenor de las informaciones que desde allí han llegado, hasta se permitió –no sé si conscientemente– utilizar un lenguaje tan querido para los nacionalistas como el que se desprende de la improcedente equiparación entre  “España y Cataluña”.    
Horas más tarde de la conferencia en cuestión aparecía en un periódico de difusión nacional una larga entrevista en la que Feijoo dejaba la pelota del 9-N sobre el tejado de los tribunales y afirmaba que Rajoy había hecho los deberes que le correspondieron.
Tengo, sin embargo, para mí que al presidente del Gobierno le faltaron deberes por hacer. Después de haber asegurado veinte mil veces que no iba a producirse, le faltó haber parado el golpe. Y ello sin tener que recurrir a las medidas extraordinarias que prevé el artículo 155 de la Constitución. Entre otras cosas porque incomprensiblemente el Gobierno no tiene en Cataluña fuerzas de orden público y porque hubiera sido preciso el cumplimiento de los procedimientos previos que al respecto establece la propia carta magna.
Pero el golpe independentista hubo de haber sido parado hace tiempo. Bien con un discurso más enérgico, bien habiendo apretado las tuercas en materia de déficit público o dosificando los dineros que la Hacienda central ha ido haciendo llegar para evitar que la Administración autonómica quebrara. Alrededor de 40.000 millones en esta legislatura.
A Rajoy le faltó también una comparecencia en caliente la misma tarde/noche del simulacro de referéndum. Hubiera significado, sí, darle al evento un relieve por encima del perfil bajo mantenido hasta el momento.  Pero hubiera supuesto un gesto de apoyo a la ciudadanía constitucional que en aquellos momentos se sintió desamparada. En todo caso está por explicar por qué no pudo haberse producido entonces la más que razonable rueda de prensa del miércoles.

DEBERES NO CUMPLIDOS

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