Cabalgatas de reyes

Difícilmente habrá otro relato bíblico que haya estimulado tanto la fantasía, pero también la investigación y la reflexión como la historia de los “magos” venidos de “Oriente”; una narración que el evangelista Mateo pone inmediatamente después de haber hablado del nacimiento de Jesús en Belén de Judá.
¿Qué tipo de hombres eran ellos?, se han preguntado muchos. Los expertos dicen que pertenecían a la gran tradición astronómica que se había desarrollado en Mesopotamia a lo largo de los siglos y que todavía era floreciente. Para la teología, el camino de los Magos de Oriente significa el comienzo de una gran procesión que continúa en la Historia: el inicio de la peregrinación de la humanidad hacia Jesucristo.
Por lo demás, fiesta de la estrella y de la luz. Y para nuestro entorno cultural y social, el gran día de los niños, que rememorando los presentes de los magos en Belén, esperan con enorme ilusión recibir sus propios regalos. Por todo ello están más que fuera de lugar la utilización y aprovechamiento político e ideológico que determinadas fuerzas políticas llevan un tiempo haciendo de las cabalgatas de reyes, corrompiendo el sentido, tradición y justificación de las mismas.
En Cataluña, por ejemplo, las plataformas independentistas han instado a aprovechar la ocasión para recibir de amarillo a los magos del desfile; esto es, vestidos con el color que han convertido en santo y seña de su solidaridad con los líderes del golpe de Estado en aquella comunidad.
No obstante, más bochornosa ha sido la inclusión en una de las varias cabalgatas de Madrid de una carroza con la bandera arcoiris que tenía previsto llevar a bordo a la drag queen La Prohibida, la cabaretera Roma Calderón y la hiphopera Dnoe Lamiss, alguna de las cuales haría de reina maga en la cabalgata de turno. Es decir, toda una iniciativa más propia de un desfile carnavalero o de la locura del día del orgullo gay.
A decir de los organizadores, la carroza de marras constituiría “una representación más de la diversidad madrileña” y algo que ayudaría a “visibilizar” a los niños trans y LGTBI. Lo que no explican es por qué no instituyen un día específico para ello si es que tan vital resulta o aprovechan algún entorno más apropiado. Porque una cabalgata de reyes debe ser simplemente lo que los niños esperan que sea: una cabalgata de reyes.
Por último, hay veces en que determinadas alegaciones dejan las cosas peor de lo que estaban. Lo digo por la patadebanco con que ha salido el ex ministro Rubalcaba. Y eso que pasa por ser el más listo de la clase. Ha dicho que si se quiere recuperar la tradición de las cabalgatas, “quitemos las drag queen, pero también la carroza de El Corte Inglés”. Sobra señalar que las firmas comerciales patrocinadoras ayudan a realzar la gran tarde/noche de los niños y no a lo contrario: a desnaturalizarla.

Cabalgatas de reyes

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