BALANCE ECONÓMICO DE LA CRISIS

Rezumaba satisfacción el presidente Núñez Feijoo  cuando hace unas jornadas hacía balance económico de los años de la crisis (2009-2013). Razonable  y comedida satisfacción, pues su tono no fue eufórico en exceso. Sacaba pecho, sí, pero dentro de un orden, para concluir que  Galicia estaba entre las comunidades que mejor había gestionado la peor crisis de las últimas décadas. No olvidó, sin embargo, a los 276.000 parados; es decir, a ese 21 por ciento de desempleo que constituye hoy –dijo- la primera lacra de la sociedad y de la economía gallega.
El presidente hablaba de macroeconomía; de esa que no termina de llegar al bolsillo del ciudadano, pero cuya puesta en orden es imprescindible para que mejor antes que después lo haga. Y entre los varios rankings traídos a colación se refirió de manera especial a cuatro: Galicia había sido  la segunda comunidad autónoma con menor incremento de la deuda pública  a lo largo de los cinco años de la crisis; la tercera con mejor evolución de su producto interior bruto (PIB);  se encontraba entre las tres donde en menor medida se  había engrosado el déficit público, y aun así había sido capaz de converger con la renta española en 3,1 puntos, algo sólo conseguido por otra comunidad autónoma.
No le faltó tiempo tampoco al presidente para recordar que no había acudido a los mecanismos de ayuda habilitados por el Gobierno central (fondo de liquidez autonómica y pago a proveedores), y que en aquellos mismos días la Hacienda regional acababa de cerrar  una colocación de deuda de 500 millones de euros al tipo de interés más bajo obtenido por una comunidad autónoma desde que se inició la crisis. Todo un rosario de récords, que tendrán sus contrarréplicas,  pero que Núñez Feijoo,  lógicamente, pasó por alto.
A todo ello se sumaban los datos del déficit público en 2013, según los cuales Galicia no sólo figuraba entre las comunidades cumplidoras, sino que incluso se había quedado una décima por debajo del margen con que contaba.
El optimismo oficial, con todo,  no venía  sólo.  O al menos eso era lo que cabía concluir de otras estimaciones, como las publicadas por el Banco de Bilbao, que prevé para Galicia  un crecimiento del  1,5 por ciento en 2014 y de un 2,6 por ciento el año que viene. Ello mejoraría en seis y siete décimas respectivamente la media estatal y colocaría a nuestra comunidad a la cabeza de la correspondiente clasificación.
Pero ojo a los tiempos que vienen. Porque entre este año y el próximo las Administraciones  regionales habrán de reducir el déficit a la mitad (0,7 por ciento del PIB). Y 2015 será  año  electoral  en los que tradicionalmente se dispara el gasto público. En principio, doblemente electoral para muchas.

BALANCE ECONÓMICO DE LA CRISIS

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