ALCALDE DE GORRA Y CARNÉ

El compostelano Martiño Noriega ha confirmado lo que desde su estreno en Raxoi se veía venir: que es el más sectario de cuantos desde candidaturas de unidad popular, Mareas y  aledaños, se hicieron en las pasadas elecciones con alcaldías importantes en nuestra comunidad. En A Coruña, Xulio Ferreiro ni come ni deja comer. Y en Ferrol, Jorge Suárez, ni fu ni fa. Pero, como digo, Noriega es el que mayor dosis de ideología de partido aplica a sus políticas públicas.
La última ha sido la retirada, por motivos ideológicos, de ayudas a dos asociaciones de atención a la mujer en situación de vulnerabilidad social: Centinelas y Red Madre. Alega que ambas traspasan la línea política e ideológica del equipo de gobierno. ¿Y cuáles pueden ser esas infranqueables líneas rojas, si se trata de organizaciones  que prestan apoyo sin distinción de procedencia, religión o eventual orientación política? Se trata de asociaciones que cumplen con la legalidad vigente y que vienen a complementar actuaciones públicas en un ámbito tan crítico como el que les ocupa y donde todas las manos que a ello hoy se presten siempre serán pocas. ¿Qué grado de incompatibilidad puede haber con las políticas del Concello?
Ha bastado que tanto a Noriega como a su concejala de políticas sociales una y otra entidad les hayan sonado a asociaciones pro vida para no renovarles los convenios que tenían suscritos. Y si, además, alguna de ellas pasa por tener inspiración o proximidad cristiana, ¿qué otra cosa se podía esperar? Parece que hay que ser abortistas sí o sí. La mujer en dificultades que quiere que su hijo nazca o que busca ayuda para sacar  a los suyos adelante habrá, pues, de pasar por el aro de Raxoi.  
Una vez más este alcalde de gorra en la cabeza y carné del partido en la boca que es Noriega demuestra que él y sus gentes no gobiernan para todos los compostelanos, cual sería su deber, sino sólo para quienes con ellos sintonizan. Sectarismo y dirigismo puro. La verdad es que candidaturas de unidad popular, Mareas y aledaños no han engañado a nadie. Tal vez se esperaba algo más y mejor. Pero se venía venir. Al final se ha confirmado que buena parte de sus equipos de gobierno no son más que activistas sin mayor oficio ni beneficio. 
Ahora, a dos meses vista de sus investiduras, los consistorios por ellos gobernados, los “Ayuntamientos del cambio”, no se han caracterizado precisamente por las medidas aprobadas cuanto por las polémicas, escándalos y contradicciones en que han incurrido. Supongo que los electores irán tomando nota.

ALCALDE DE GORRA Y CARNÉ

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