El sectarismo de un alcalde que excluye a miles de coruñeses

Al gobierno local las vacaciones se le han indigestado. No es de extrañar. Los calores de este verano no casan nada bien con todo el trabajo acumulado que tiene La Marea, después de más de un año sin gestionar y sin preocuparse por esta ciudad. Ferreiro y sus intrusos han vuelto a su rutina.
La primera ocurrencia es propinarle una buena patada en donde más duele a la democracia. Los que llegaron proclamando que gobernarían para todos no han tardado ni un suspiro en poner sobre la mesa, como condición sine qua non, que el PSOE arrincone, aísle y no llegue a acuerdos con el Partido Popular. Patética manera de despreciar al partido que ganó las elecciones y burdo intento de mimetismo bolivariano. El sectarismo y la exclusión irracional siguen siendo los caminos por los que nos llevan quienes tienen en sus manos el futuro de los coruñeses. Ferreiro sigue presumiendo, sin despeinarse, de excluir y de ignorar a los miles de ciudadanos que votaron al Partido Popular.
Los concejales de la Marea se ríen de todos. Presumen de cumplir lo que incumplen, aunque el mandato venga del propio Pleno como en el caso de las mociones, se niegan a ejecutar aquellas que no son de su gusto personal, y les trae a la fresca que el asunto haya llegado, por su gravedad, a manos de la Valedora do Pobo. A los coruñeses nos queda confiar en que a los socialistas les quede un resto de sentido común y no transijan a los planes del señor Ferreiro. A falta de una mayoría suficiente, buscan el método de medrar a su antojo sin interferencias.
En medio de este torpe intento totalitario, y como si hiciese falta la irrupción de un saltimbanqui, reaparece el concejal de Rexeneración Urbana para alimentar, aún más, el enfrentamiento con la Xunta. En plena campaña electoral, que nadie lo olvide, vuelve a inventarse un conflicto donde no lo hay. Tras darle vueltas y más vueltas al mercado de Santa Lucía (un proyecto que estaba consensuado con los vecinos), ahora le da por llevarse el centro de salud al Paseo de los Puentes. A tiro de piedra, vamos.
¡Total, qué más da! Si los usuarios de Federico Tapia sólo van a tener que andar casi un kilómetro para ir a ver su médico ¿Por qué les va a molestar tener que cruzar media ciudad para recibir atención sanitaria? ¿Qué más salud que un buen paseo por una ciudad en la que llueve de pascuas en ramos? 
Entre ocurrencia y ocurrencia, se les da por hacer festivo el Día da Muller Traballadora, decisión a la que nada habría que objetar si fuese fruto del consenso y del diálogo. Nos preguntamos en qué “porta aberta” o en qué “porta pechada” han debatido o aprobado este tema. La respuesta es clara: en ninguna.
Está claro que Ferreiro se está ganando a pulso el descontento de los coruñeses que asisten perplejos a sus ocurrencias sacadas de las chistera, que generan rechazo desde el primer momento.
* Rosa Gallego es portavoz municipal del PP
 

El sectarismo de un alcalde que excluye a miles de coruñeses

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