Otra oportunidad perdida para bajar el IBI

Los coruñeses llevamos más de dos años esperando por Ferreiro. Confiando en que por una vez, y en la confianza de que siente precedente, decida darnos un respiro. Pero las pocas esperanzas que albergábamos se las ha llevado el viento del seguidismo con el que los socialistas se han convertido en cómplices del desprecio de La Marea por la ciudad y sus vecinos. Los coruñeses llevamos más de dos años esperando a que se nos conceda la bajada del IBI que permite la ley, y que en otras ciudades no muy lejanas –Santiago o Ferrol encabezan la larga lista de ejemplos– se hizo realidad de forma instantánea.

Lo hemos vuelto a poner encima de la mesa. Pero por alguna extraña razón el medio apoyo que habíamos recibido desde la bancada socialista se ha diluido como un azucarillo. Podría tener alguna justificación si al menos esa subida encubierta de impuestos redundase en beneficios para la ciudad. Pero ¿para qué meter la mano en los bolsillos de los coruñeses si luego son incapaces de ejecutar? Son 109 millones sin gastar en dos años, 62 en inversiones. Los “ferreirólogos” pasan noches en vela analizando en qué piensa el alcalde. Es evidente que no en los coruñeses.

Miremos hacia atrás. Hace dos años. Justo cuando el Gobierno celebró los primeros esquejes de la recuperación dándole a los ayuntamientos la potestad de aflojar un poco la presión. En A Coruña no sólo nos hemos quedado con las ganas. Ya no es que paguemos más que nuestros vecinos. Lo tenemos que hacer a destiempo. Cuando más nos desequilibra nuestras economías domésticas. Cuando más duele.

Antes el recibo del IBI se pagaba entre octubre y noviembre. Era buen momento. El calendario fiscal nos permitía disfrutar de las vacaciones, pasar la dura cuesta de la vuelta al cole y curar las agujetas del impuesto sobre la renta. Aduciendo que la caja se les quedaba vacía antes de tiempo, adelantaron la cosa a mayo. A primeros de julio todos los que tenían el cobro domiciliado se llevaron un disgusto. Y con la herida del impuesto de circulación todavía abierta.

Pese a ello, cada mes que pasa Ferreiro gana puestos en el barómetro de mal pagador. Nuestro periodo medio nos pone colorados. Adelantan el cobro para hacer caja, pero se recrean en su nula capacidad de gestión. Capítulo aparte se merece el Puerto, motor indudable de la ciudad y al que también vía IBI el alcalde le ha dado una patada en el hígado. Xulio disfruta castigándonos. No tiene otra explicación. ¿Qué habremos hecho los coruñeses para merecer esto? ¿En qué están pensando los socialistas dejando escapar las oportunidades que se les presentan de mejorar la vida de los ciudadanos? Seguiremos preguntando.

Otra oportunidad perdida para bajar el IBI

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